No se que decirte...

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Estamos subiendo las escaleras, y estamos llegando a su habitación, veo la puerta de mi habitación.
-Y porque no dormimos en mi cuarto?
-Quieres dormir? -Arroje una carcajada y el hizo lo mismo, me cogió en brazos como si de una boda se tratase y nos metimos en mi cuarto riendo como dos imbeciles. Me posó cuando vio una sombra encima de la cama y me puso detrás de él, en principio pensé que sería algun chico de los que me contó que me quería hacer daño, pero no fue así, era Jorge, ¿que hacia aquí? ¿Quien le había dejado entrar? Muchas preguntas, y no podía responderlas.
-Ho... -se le cortó la voz a ver a Albert, es normal, chico fuerte, lleno de tatuajes, con una mandíbula muy marcada, una camiseta apretada que se apreciaban todos y cada uno de sus abdominales, a lo que iba, que me distorsionó...
-Jorge? Que haces aquí...
-Venia a sorprenderte, pero veo que andas más ocupada de lo que pensé, la sorpresa me la he llevado yo, con permiso.
Salió casi corriendo de la habitación y yo fui detrás de él...
-Espera, porfavor, JORGE! Espera!
-Tranquila, no importa, este es el final, espero que te vaya bien en tus estudios.
-Porfavor Jorge...
-Déjalo
-Pero amo...
-No, no me llames así, hace tiempo que no somos pareja sin que nos lo digamos.

Me senté en el recibidor sollozando, lo había dejado todo, y ahora había perdido a un chico impresionante por otro que seguramente esta noche me deje...
Albert bajo casi en silencio.
-Quien era -me dijo serio casi furioso.
-Mi novi... ex... -dije con los ojos llenos de lágrimas, no me dolía haberlo dejado, me dolía el simple hecho de que lo pasara mal por mi dichosa culpa...
-Tú ex-novio! Ósea que estabais juntos hace 10 minutos no?! -asentí con la cabeza, y vi que su cara me transmitía decepción, no podía creer lo que estaba pasando, quería más a Albert que a Jorge pero aún así me dolió.
-Mira no sé si te has estado riendo de mi, pero si es así espero que te hayan divertido bastante.
-Albert porf...
-Cállate, déjame en paz, ahora soy yo quien no quiere verte. -pasaron los minutos y seguíamos frente a frente sin decir nada, yo solo lloraba y el aguantaba las lágrimas para que no viera que se estaba haciendo débil. -No me vas a decir nada, perfecto... -se dio la vuelta y subió las escaleras.
-No se que decirte -le dije entre sollozos, el se paró en el escalón y se giró a mirarme.
-Supongo que no somos el uno para el otro, amigos.
-Pero...
-Buenas noches Michelle...

Se fue, me dejo en ese recibidor oscuro, frío, que no dejaba que viera nada a mi alrededor, sentía que nadie iba a poder sacarme de allí, de esa oscuridad, solo una persona, y no estaba ahí, no es ese momento, me sentía mal, por haber jugado con Jorge de esa manera, pero peor me sentía al no haberle dicho a Albert que tenía pareja, tendría que haber dejado a Jorge cuando empecé a sentir esas mariposas en el estómago gracias a Albert, que hacía 3 años que no sentía, no se como sentirme...

Albert

Subí los escalones y me metí en la habitación, me quité la ropa y me metí en la ducha, solo lloraba, la chica que amaba había estado jugando conmigo, tenía novio, y no me lo había dicho, ¿no sentía lo mismo que yo? ¿Mis besos no significaron nada para ella? Me deje llevar por el agua que caía por mi cuerpo.
Me tumbe en la cama y sentí unos débiles puñetazos en la habitación de al lado, era ella, no se porque, pero estaba pegando unos puñetazos a la pared, como de rabia, me giré y me giré en la cama y era incapaz de dormir, me levante en busca de agua, eran las 5am y todavía no había llegado nadie a casa, solo estábamos nosotros dos, me dispongo a abrir la puerta y suena el pitido de siempre al pasar la tarjeta. Sentí unos pasos, era ella intentando abrir la puerta, lo más rápido posible para cruzarse conmigo, sentí el pitido de su puerta y Sergi mi camino hacia la cocina antes de dar un solo paso más algo de avalanzo a mi espalda, me dio una sonrisa que quería borrar pero era imposible, sentir su tacto con mi espalda era algo imposible de describir...
-perdon... -me susurró al oído.
Me dio un beso en el cuello que me hizo tener un grave problema en mi entrepierna, la baje y la cogí de cara a mi, la llevé a mi habitación, se sentía tan feliz estando en mis brazos... la acomodé a mi lado para dormir abrazados...
-Creo que te quiero -susurró en mi pecho desnudo sintiendo su respiración.
-Crees? -solté una pequeña risa y sentí que ella hizo lo mismo. -pues yo no lo creo, lo afirmo, te quiero. -senti que su respiración se agitó. La abracé lo más fuerte que pude, no quería soltarla nunca

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