La felicidad y el amor, son una droga.

17 3 0
                                    

Albert
El dolor me carcomía por dentro, la mujer que amo, esta en la UCI, inconsciente, mi hijo... no se sabe nada, posiblemente, no aguanto a la paliza que llevo su madre. "Por mi culpa", el estar cerca de mi le hacía daño, ella tenía razón, siempre que está junto a mi, hay muertos o heridos. Estaba en esa sala de espera, sola y vacía, pero más vacío estaba yo. Tenía que alejarme de ella, por su bien, y por el de mi hijo. No podía ponerla más en riesgo, desde que me conoce, ha sufrido, más que nunca, y estoy seguro que en cuanto me aleje volverá todo a su normalidad, yo volveré a ser esa escoria sin sentimientos y ella la chica que grita para enamorar a un hombre. Mi mente viajaba a cada recuerdo suyo, cada sonrisa, cada momento, cada abrazo, cada beso... ella era infeliz, no podía dejar que volvieran a hacerle daño, así que juro, que hoy, a las 13:00pm de la tarde, me iré, para no hacerle más daño, aunque yo me muera. Salió el doctor.

-Familiares de la señorita Michelle Henry?
-Si! Aquí... -dije levantándome rápido.
-Hemos conseguido que esté estable.
-Mi hijo... digo, su hijo, sobrevivió?
-Si, esta embarazada de 2 semanas y 3 días. Puede pasar a verla, ahora mismo está sedada, con permiso... -salió el doctor.

Entre a esa habitación, blanca, oscura, casi ni se veía, pero sentí su respiración, no pude permitirme guardar las lágrimas, así que unas cuantas salieron de mi...  Le hablé, aunque estuviera sedada y no me escuchase, aun así, le hablé.

-Pasaran meses o años, sin ser, sin estar, sin tus besos, sin tu sonrisa y sin paz. Me parece mucho pensar que no es nada ya que tendré que estar sin ti toda una vida,
y para siempre, es mucho, un para siempre, nuestro para siempre, ya no es nuestro, ya no es contigo, ya es sin ti, sin nosotros, sin ser, aprender a vivir sin ti, aprender a vivir con todas y con cada una de tus decepciones, seguirás esperando de mi, te dejare ir, necesitas paz, ya no te curo, te hago daño. Te dejaré ir, se feliz, sin mí, sin nosotros, pero si vuelves que sepas que te seguiré esperando toda la vida. Para mí lo difícil es asimilar que no te puedo olvidar, pero tampoco sé, si te recordaré con una sonrisa o con lágrimas, si, unas palabras contradictorias, llenas de dolor, de no ver todos los días tu sonrisa, esos serán mis días sin ti, sin lo nuestro. Doler, curar, llorar, sonreír sin ganas, sin paz, en una guerra total, sin saber si quererte u olvidarte... como lo haré? No se, sigo sin saberlo. Solo se que estarás mejor sin mi, cuida de nuestro pequeño, te ame, amo y amare, el resto de mi vida y parte de la otra. Lo siento Michelle... -rompí en llanto... no sería capaz de vivir sin ella, sin sus besos, sin su sonrisa, sin su mirada, sin sus peleas, sin sus gritos, pero, sería nuestro final, el mío, al no saber dónde ir, ni que haría en mi vida si ella no está.

-Por, fa, vor... -senti a Mi, hablaba con dificultad... -No me dejes, no me mates.

-Es mejor así, te amo mi vida.

-No, porfavor, no me dejes, tu no, si te vas nada tendrá sentido... -decia sollozando.

-Te hago daño, quiero que seas feliz, aunque no sea conmigo, no me lo compliques más...

-Si te vas... este niño no conocerá al amor de mi vida, no conocerá a su padre. -sentia que el dolor no podía ser más fuerte, tenía un dolor tan grande, que ni sus besos podrían sanarlo, seguía pensando que debía alejarme.

-Porfavor Michelle...

-No quiero! No puedo! No me dejes joder! Estoy enamorada de ti, y si te vas me quitaras parte de vida, llevo toda la puta vida buscándote, buscando el amor verdadero, como él de los abuelos, y ahora que lo encuentro... me dejas, me abandonas... -senti un pinchazo en el corazón, las lágrimas no paraban de salir.

-Te amo tanto... y es por eso, debemos dejarlo en un te amo. -dije con un nudo en la garganta.

-Dime que tengo que hacer para que cambies de opinión, porfavor, dímelo... -decia llorando sin límites.

-Tu nada, yo... volver a nacer... y con un padre diferente...

-Porfavor... no lo hagas, no me dejes, no cuando más necesito de tu sonrisa, cuando más necesito tus brazos para sentirme protegida, cuando tus caricias son mi alma, no me dejes, te lo suplico, te lo suplicamos. -decía mientras me ponía mi mano en su vientre, no iba a ser una buena decisión, lo sé, pero la bese...

-No te vayas porfavor. -me decía en un susurro al acabar el beso.

-Debo, pero no lo haré. -la abrace, ella lloraba, yo lloraba, mi alma y la suya estaban agarradas de la mano, mi corazón lo tenía ella, en su mano.

Subí a ver como estaba Chipre, ya que Michelle no se callaba diciendo que viniera, así que accedí, lo vi, no tenía pulso.

Mi

Al marcharse Albert, sentí un dolor muy fuerte en el pecho, tanto que grite, me dolía demasiado, no entendía el por que, ahora iba todo mejor que nunca, Albert, nuestro hijo y yo estábamos juntos... Sentí a Albert gritar.

-Enfermera! Chipre! No! Joder!

Solo lloraba, estaba segura de que estaba muerto, de ahí mi dolor en el pecho, mi oso, el si me había abandonado, su pijama, sus palabras mal pronunciadas, su mirada que transmitía amor, todo de él, moría por darle de nuevo vida, siempre estuvo a mi lado, cuando nadie estuvo a mi lado. Lo conocía de hace unos meses, pero sentí una conexión con el, que nadie podría superar, nadie. De repente, deje de llorar, y volví a sentir los latidos de mi corazón. Sentí a una enfermera hablar.

-Esta consciente, el desfibrilador le ha hecho estar consciente... -decía la enfermera.

-Esta vivo? Está vivo! -gritaba Albert...

Yo solo sonreía, parece ser que mi oso, todavía podía darme más sonrisas y miradas de ternura, solo agradecía, daba gracias por que no estaba muerto. Entro Albert rápido a mi habitación.

-Amor... está bien, estuvo muert... -se dio cuenta de lo que estaba diciendo y se callo.

-Shhh... -lo acerque y lo bese, feliz, estaba feliz, era y soy feliz en este momento, lo tenía todo. Sentí como el teléfono de Albert vibraba.

-Es Ceci... -dijo mirándome

-Cógelo, y dile que ya se lo explicaremos, dile que todos estamos bien. -asintio y salió de la habitación, me recosté y me dormi, sentía paz. Era libre...

Nuestra adición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora