Su felicidad y mi tristeza

17 2 0
                                    

2 días después...
Albert

Llegaba al hospital, Mi seguía ingresada, el doctor me dijo que posiblemente, pudo haber perdido el bebé, pero como no estaban seguros decidí no decirle nada. Seguía pensando que podía haber pasado, para que de la noche a la mañana cambiara... entre, no la vi en la cama, aun así no me alarme, pensé que estaría en el baño, pero no, no era ella. Era Ceci.

-Hey... que pasa? -me dijo al ver mi cara de preocupación.

-Donde está. -ella alzó una ceja y miró a la cama, estábamos los dos iguales, no sabía dónde estaba, ¿se había escapado? O solo bajaría a la cafetería... no me lo pensé dos veces, y bajé corriendo a la cafetería, allí vi a Make, de costumbre con su café.

-La has visto? -pregunté

-A quien? -Dijo el tomando su café.

-A Michelle, no está en su cuarto...

-Como! -dijo alarmándose y dejando el café en el plato, salió corriendo en su busca, y yo detrás de él.

Después de más de 3 horas buscándola... no aparecía, llamamos a todos los hospitales, a Chipre, a Marc, incluso a todos los trenes de viaje. Ninguno de ellos sabía de ella.

Mi
*Horas antes*
Llamada entrante de Make...

-Dime...

-Ya estoy princesa, baja, irás a Alemania...

-No! Allí me pasará al...

-Tendrás a 50 guardias, no te pasará nada. Ven antes de que venga Albert, no creo que lo quieras ver.

-Cierto, bajo ahora papá.

Colgué, Ceci estaba en el baño, así que no encontré mejor oportunidad para salir corriendo de ahí. Ya me habían dado el alta, así que estaba vestida, y nadie podría pararme... fui al parking, ahí estaba, mi padre, Make.

-Subiras a este coche, rumbo a Valencia, después de dos semanas allí, cogerás en vuelo a Alemania, cuídate mi vida...

-Gracias... -dije mientras le abrazaba, subí al coche que me había dado Make, todoterreno, para mi solita, iba a fugarme, esto parecía una película de acción, de las que veía de pequeña, acelere, lo máximo que pude, para salir de ahí, y que nadie me viera. Me crucé con el coche de Albert, pero giré la cabeza y no me vio, todavía no estaba muy segura de querer hacerlo, querer irme, y dejar a todos los que amo aquí... pero era mejor que lo hiciera, Valencia me espera.

En el camino puse música, me sentía libre, iba sonriendo sola, con la música, pero de repente... apareció esa canción, nuestra canción, que ahora, era solo suya...

"No te atrevas a olvidarme-Pastora soler"

Subí el volumen, mientras cantaba, sonreía, pero caían un par de lágrimas, llegue a mi destino, por fin iba a escapar, iba a sentirme viva, después de todo lo que he vivido... me lo merezco. Subí al autobús que me llevaría, sonriente, me senté en mi butaca, y después vino un chico, Moreno, de ojos cafés, y una sonrisa muy tierna. Sergi, estuvimos hablando todo el viaje, resulta que él también iba a Valencia, así que nos hicimos muy buenos amigos... me presento a su novio, y sus amigos. Solo llevaba en Valencia 1 semana, pero sinceramente, me había hecho conocida de casi toda la ciudad...

Albert

Ya va 1 semana, no aparece, no se donde esta, solo pido que se haya fugado y no que la hayan secuestrado. Recibí una llamada...

-Señor... tenemos su ubicación.

-A que esperas! Dímelo!

-Esta en Valencia, Alicante...

-Que hace ahí?

-Esta con unos amigos, ahora mismo.

-Donde

-En la playa señor, se está divirtiendo...

Colgué la llamada, se había ido, se había fugado, y ni si quiera una simple llamada, para decirme que no estaba secuestrada... joder, llevo una semana sin dormir, sin hacer nada más que buscarla, Hilda esta en una casa con Ceci, Chipre y Make estuvieron ayudándome a buscarla. Y Marc... ese hijo de puta, ahora mismo estarán haciendo su funeral, hace dos días, nos estábamos emborrachando, y me lo contó, lo que le hizo, lo que le hizo a Michelle. No dude en pegarle un tiro en la frente. Chipre se encargó de quemarlo, y sus familiares ni preguntaron por el, así que ese infeliz, ahora mismo está en el infierno. Por eso esa noche, en la que Michelle cayó por las escaleras, esa noche, no quería que la tocara, lo entendía, solo de pensar que no la pude ayudar... me moría por dentro.

Nuestra adición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora