La vuelta

31 3 0
                                    

Nos despertó unos tiroteos, que cojones estaba pasando, no podía mas, basta ya de tiros, de muertos, de todo, en ese momento llegue a pensar en alejarme de Albert para siempre, y volver con mis padres... pero sentía que no iba a estar segura sin él, sin su tacto, sin sus besos, sin sus caricias...
-Espérame aquí. -Dijo Albert mientras me daba una pistola. Salió, yo solo me digne a vestirme, cogi la pistola y salí de la habitación, vi un hombre apuntando a Albert, este hombre estaba de espaldas a mi, así que aproveche para pegarle un tiro en el asien, ¿yo asesina? Si, por amor. Si pierdo a Albert me moriría... Albert corrió hacia mi a abrazarme, estaba preocupado, pero yo no le abracé, me quede seria, como si no me estuviera importando nada de lo que estaba pasado. Albert se alejó de mí y me beso, beso que no correspondí, intento quitarme la pistola.
-No.
-Dame la pistola Michelle.
-No voy a ponerme en riesgo porque tú la quieras.
-Tienes razón, pero úsala solo cuando la necesites.
-No, si te parece voy pegando tiros al aire no te jode... -el sonrío, pero yo no era capaz, había matado a un hombre, que no conocía, que no sabía quien era, que no sabía lo que había pasado, solo por el, me estaba cansando de la situación, fuimos a la habitación pero cuando estábamos entrando le negué, cogi un cigarro y me fui al jardín, él quería venir conmigo pero le dije que necesitaba estar sola. Me dejo ir, con el arma, sentí un gruñido, me di cuenta que era el perro de Make, un cachorro pero que defendía el jardín, le acaricié, sentimos un ruido, me asusté, y el perro gruñía, sin parar, hasta que se fue a un arbusto, atacó, mordió, un hombre gritaba, solo me podía permitir tirar una bala al aire, el perro vino a mi, y el señor se levantó como pudo, estaba ensangrentado.
-Lo... lo siento...
-Quien cojones eres y que haces aquí -le pregunté mientras le apuntaba con el arma.
-Soy... soy el padre de Albert. Vengo a por ti pequeña, vamos a ser muy felices...-No me lo pensé le pegue un tiro, no me daba cuenta de la persona que era, pero me recordaba a ese hijo de puta que intento secuestrarme, que cojones pasaba, porque todos los hombres se querían casar conmigo... bajo Albert corriendo, se le notaba preocupado.
-Que haces tú aquí, viejo de mierda.
-Me alegro de verte hijo.
-Que quieres.
-A tu chiquita -decia mientras me miraba, no me resistí, le pegué un tiro pero esta vez en la cabeza, mis ojos estaban llenos de furia, esta vez era yo quien quería matar, le pegué balazos hasta que me quede sin balas en la pistola. Albert me agarro del brazo. Muy fuerte, me estaba haciendo daño, pero en ese momento no lo sentí, no sentía nada, ni amor por Albert ni por nadie ni nada.
-QUE COJONES HACES MICHELLE!
-Lo que tenías que haber hecho tú hace mucho tiempo.
-No te reconozco...
-Ni yo. Pero sabes que? Estoy harta, desde que te conozco me han intentado secuestrar y todos los hombres de tu puto alrededor se quieren casar conmigo, QUE HE HECHO MAL?! Porque vienen todos a mi! Porque te tuviste que aparecer en mi vida! Desearía no conocerte nunca! Escoria! -le gritaba mientras lloraba, lo pensaba, pero nunca se lo dije, pensé que si se lo decía lo iba a pasar peor yo, me equivoqué, estoy libre, ya no podía más, en un mes llevamos más de 5 cadaveres.
-Por que me estás diciendo todo esto Michelle? -me decía con la mirada triste.
-Porque no aguanto más joder, no puedo más!... -estaba sollozando y yo también, este podía ser el adiós definitivo, lo deseaba, aunque lo extrañaría más que a mi vida, pero no éramos él uno para el otro.
-Supongo que este sea el adiós -le dije, sus ojos se volvieron cristalinos, caían lágrimas, yo no podía llorar, mi mirada estaba perdida...
-Porfavor no te vayas...
-Demasiado tarde, feliz vida.
-No porfavor! Porfavor espera!
-He esperado bastante... te quiero Chimb...
-No! No! Soy Albert! No soy chimb!
-Vuelve a tu vida... cuida a la nena
-No me dejes porfavor... -No le hice caso, me iba.

A las 4 horas, estaba en el aeropuerto para ir a España, que se fuera a la Mierda los estudios. Sentí un tiron fuerte en mi brazo.
-Podemos arreglarlo no te vay... -le interrumpí.
-Dejame Chimb, dejame ir... -me beso... no pude resistirme, sus labios hacían que mi felicidad volviera, ¿pero como iba a olvidar todo lo que paso? No lo sé, solo se que en un minuto estaba subida en su coche, una voz conocida hablo detrás
-Hola cumadita -me decía la pequeña sonriente.
-Hola cariño... -decia mientras las lágrimas se apoderaban de mis mejillas, al lado de ella estaba Ceci, no me lo creia, ¿sería un sueño?
-Hola hermanita, me alegro de verte... -decia Ceci con lágrimas en los ojos.
-Habéis planeado todo esto? -Escuché a Hilda reírse...
-Si... papi me dijo que vendríamos a por ti, ahora eres mi mami?
-¿Papi? ¿Mami? -me giré hacia Albert.
-Obtuve su custodia, ahora soy... su padre, si estás dispuesta, podrías ser su madre... -No sabía que estaba pasando, solo sonreía...
-Si...
-Que? -preguntaba Albert con los ojos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja.
-Que si, que quiero ser su...
-Mami -nos interrumpió la pequeña.
-Y yo ahora que soy, su... tía? -Albert asintió con la cabeza
-Niña me haces vieja -le dijo sonriente Ceci a Hilda...
-Ahora abróchense los cinturones, Paris nos espera.
-Paris? -Albert asintió con la cabeza y yo solo sonreía...

Horas más tarde llegamos, Albert se sentía preocupado.
-Ocurre algo? -el negó con la cabeza soltando una sonrisa de boca cerrada.
-Bueno nosotras nos vamos a hacer cosas de tía-sobrina... -Dijo Ceci mientras le guiñaba un ojo a la nena.
-No! Esperen... -dijo Albert -Llévense a Make... -Ceci asintió con la cabeza y salió de ahí.
-Ya estamos otra vez? -le dije con una ceja alzada.
-Debemos protegernos aun, no sabemos quién esté detrás de esto... pero todo estará bien.
-La ultima vez que dijiste eso nada estuvo bien.
-Esta vez lo estará -se acercó para darme un beso pero decidí apartarlo, estábamos volviendo a lo mismo, no lo permitiría, así que fui a darme una ducha.
Después saldríamos a cenar a un restaurante, así que tendría que ponerme algo lindo...

Nuestra adición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora