La nenita

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Dos horas después, ya estoy vestida, un vestido negro, ajustado, de tirantes finos y unos tacones negros de punta, Albert, va con unos tejanos rotos ajustados, una camiseta blanca pegada a sus músculos, la pequeña va con un vestido verde agua, ajustado de pecho y con volantes en la cintura con unos zapatitos blancos, Ceci, va con un vestido muy parecido al de Hilda pero en blanco, con unos tacones redondos blancos, ya estando listos, nos subimos al todoterreno de Albert.

20 minutos después llegamos, llevamos todo el rato con Make, Pol y Richard detrás, estos no tienen pinta de ser de los infiltrados.

-Señores, les tomo nota? -se acerco un camarero muy hermoso a preguntarnos, mientras que no aparta su mirada de mi. podía percibir el enfado de Albert, pero no le di importancia y le devolví la sonrisa.
-Si. -dijo seco Albert.
-Yo pediré el plato numero 14 -dije, el camarero asintió y tomo nota.
-Y yo el 2 -dijo Albert
-Póngame el 14 también, Por favor. -dijo educadamente Ceci.
-Y tu mi amor? -le pregunte a Hilda.
-Huevos fritos mami -asentí y le sonreí, adoraba que me llamara así, yo también la sentía como mi hija, al que no le dio ternura fue al camarero, se le borro la sonrisa... y el que se alegraba demasiado era Albert, tenia una sonrisa picara al ver la cara del camarero. El camarero asistió y se fue.
-Mami, me acompañas al baño?
-Obvio amor.

llegamos al baño y entre con ella, me sonrío.
-Papi esta muy enamorado de ti, mi otro papi golpeaba a mi otra mami. -Mi corazón dio un vuelco, esta nenita había visto los malos tratos de su padre hacia su madre.
-Olvida eso cariño, es el pasado, ahora tienes un papi muy hermoso que nunca me hará daño.
-vale mami.

Salimos del baño y nos incorporamos a la mesa, donde Albert me susurro al oido.
-No me gusta este vestido, me dan ganas de hacer cosas indebidas en este mismo lugar. -Me dio un beso en el cuello y eso hizo que me estremeciera, desde que nos conocimos no hemos tenido sexo, y no se si será buena idea que lo tengamos... o si... no puedo pensar en esto mientras Ceci me habla...
-Me estas escuchando?!
-Si, no, lo siento, que decías...
-Que el camarero no para de mirarte... -me gire para ver si era cierto, y si, era totalmente cierto, no paraba de sonreírme, estaba incomoda, que podría hacer para que dejara de ser así?...
El camarero llego con nuestra comida y se acerco mucho a mi, como para robarme un beso, Albert estaba enfrente de mi, sentado, con los nudillos blancos y los ojos llenos de furia, le empuje.
-Le agradecería que dejara de coquetearme, a mi y a mi esposo no nos hace ninguna gracia, Por favor váyase. -vi como se iba con la cabeza baja y sonrojado, también vi a Albert con una sonrisa picara como diciendo "esa es mi chica".
-Así que ahora soy tu esposo, me parece muy buena oferta, hoy es nuestra luna de miel no? -sonrío de lado y yo me sonrojé.

Después de dos horas volvimos a casa, make estaba en pijama comiendo un puré.
-Señor... -se levanto rápidamente.
-Come tranquilo, subiremos arriba -dije haciendo que se volviera a sentar y que Albert se girase hacia mi. Al llegar a nuestra habitación Albert se acerco a mi.
-Supongo que al ser mi esposa puedes dar ordenes. -le aparté.
-Sin falta de ser tu esposa lo hago también. -sonreí y le guiñe un ojo. El se tiro encima de mi en la cama dándome besos por el cuello, sentirlo tan cerca me daban ganas de... vamos a dejarlo en me daban ganas. Le quite la camiseta rápidamente, lo mismo que hizo con mi vestido. Bajaba lentamente a mi zona, yo me arqueaba la espalda a el placer que sentía cuando el me tocaba, solté un pequeño gemido que se ahogo en nuestros labios, de repente sentí la puerta, casi muero del infarto, era mi pequeña...
-Mami, papi, puedo dormir aquí?
-Si mi vida, ven -le decía Albert
-Me has dejado un enorme problema ahí, mañana no te libras amor mío. -me dijo mientras me daba un beso en el cuello y pasaba la lengua por el. Nos tumbamos abrazando a nuestra hija, y nos dormimos.

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