El dinero

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Albert

Después de hablar con el S.Chunck decidí ir a casa, necesitaba un largo baño, y poder descansar, no se como lo haría, pero tengo que proteger a mi familia.

Entre y vi a Ceci llorar, estaba tirada en el suelo.

-Cecilia? -pregunté

-Albert... -me decía aún llorando

-Todo bien? Estas bien?

-No... mi... mi padre... -y rompió en llanto.

-Que le ha pasado a tu padre?

-Se suicido...

-Dios... ven aquí pequeña... -la abrace, ahora mismo era tan débil, me daña ver a las personas llorar de esta manera, la abracé porque sentía que probablemente sería lo mejor.

-Albert... porque... porque el... -decía apoyada en mi hombro.

-Shhh, tranquila... -le decía mientras acariciaba su cabeza...

Mi

Son las 3am, el bebé llora, y algo en mi, también. No se que es lo que me pasa, solo se que tengo un pequeño vacío.

-Duermete pequeño... duérmete ya... que si no te duermes, no descansaras... -le decía a Ulises para que se pudiera dormir, si, me la he inventado, tengo que aprenderme "50 canciones de bebés para dormir"... pero que le vamos a hacer.

11:30am
-Mami... -sentí en un susurro a Hilda, abrí poco a poco los ojos, y ahí estaba encima de mi, Albert con Ulises en brazos y Chipre diciendo lo mucho que se parecía a Albert...

-Cariño... -Dije colocándome recta en la camilla.

-Señorrita, tú y tonto este, hijo guapo.... -me decía Chipre señalando a Albert y a Ulises. Solo me digne a reír, era todo tan perfecto...

-Bueno yo me voy, no es bueno que la niña se quede mucho tiempo en el hospital. -decía Albert.

-Yo acompañarr tú. -decia Chipre

-Adiós mami... te quiero... -me decía Hilda

-Adiós cariño... -decía despidiéndome de ella. Albert vino y me dio un lindo beso, después de eso, me acosté un poco, estaba cansada... Hasta que sentí el cargador de la pistola. Abrí los ojos inmediatamente, no sabía lo que estaba pasando, ni porque un hombre de unos 60 años aproximadamente me estaba apuntando con el arma.

-Tranquila, no te haré nada...

-Que quieres

-El dinero, tú lo tienes? Veo que no.

-Que dinero, de que está hablando.

-Cállate.

Así fue, me callé, tenía miedo, por mi vida, pero más por la de mi hijo, este hombre parecía bueno, miraba con tristeza a Ulises, y a mi con ternura, su mirada me decía "tranquila, no os haré nada". Si ya claro, pero lo mejor de todo es que me estás apuntando con un arma caballero!.

-Buenos di... -entro Albert. Al ver a ese señor se le cortaron las palabras

-Querido, vaya como has tardado, se me estaba durmiendo en brazo...

-Que haces aquí. -dijo Albert retándolo con la mirada.

-No me diste una respuesta, así que vine yo por ella... -dijo mientras me miraba y me susurraba -tranquila...  -le sonreí y me devolvió la sonrisa, no me creía nada de lo que estaba pasando.

-Vamos a hablar fuera, porfavor. -decía Albert.

-Tienes el dinero?

-No...

-Pues entonces hoy a las 17:30pm en mi casa, hay que hablar... -le decía a Albert -un niño precioso, un gusto conocerla... con  permiso -me decía amablemente.

-Estás bien? -decía Albert preocupado.

-Si... si si

-Perdóname...

-Tranquilo, no ha pasado nada, no importa.

-No importa?

-No...

No se lo que me pasaba, pero este hombre había hecho que todos mis miedos desaparecieran, enserio, como un truco de magia, así.

Albert

-Cuando empezaremos.

-Muy bien Albert, nos vamos entendiendo

-Cuando

-Hoy, a las 00:00am tendrás tu primer encargo, si la mercancía llega a su destino, serás el nuevo jefe. Yo me voy a retirar...

-No quiero ser el jefe...

-Lo querrás, cuando veas que tu familia va a estar más protegida que nunca. Nos vemos Albert, cuida a esa chica, es muy simpática, y el bebito muy hermoso.

Quizás tenía razón, o no, solo sabía que el S.Chunck para mi era más que un padre, el fue el que me educó, el que me enseñó a montar en bici, el que me enseñó a multiplicar. Se lo debo todo.

No sería mala idea tener más vigilancia en casa, ni tampoco sería mala idea ganar más de 1.000.000 de euros al mes.

Entre y vi a Ceci llorando, estas lágrimas apenas le salían, estuvo llorando toda la noche anterior.

-Ven... porfavor... -me decía sollozando

-Ceci... -fui y la abracé, me daba tanta lástima por la situación por la que estaba pasando...

-Perdon, se que no debo de abrazarte... -me decía soltándose de mi.

-Solo te dije que lo nuestro se había acabado, no importa que me abraces, y menos importa si es porque lo estás pasando mal...

-Vale... voy al jardín, déjame sola vale? -asentí y vi como se iba.

Subí a mi cuarto y me recosté en la cama, quería descansar...

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