La propuesta

17 1 0
                                    

2 días después...

-Señorita, en 2 horas tendrá el alta y podrá volver a su casa.

Menos mal, estaba harta de la comida del hospital, de las enfermeras, de los doctores, de las camillas que parecían estar hechas de hormigón...

Chipre vino a recogernos, no quería llamar a Albert, quería darle la sorpresa de llegar.

A llegar le di al niño a Chipre y entre dejándoles atrás.

Escuche a Albert y a Ceci hablar en la cocina, me llamareis cotilla, pero no perdería la oportunidad de escucharlo.

-Albert, podría hablarte de algo? -dijo Ceci.

-Si, que pasa -Dijo Albert.

-Me has ayudado mucho estos días, lo de mi padre ha sido un golpe duro, quería agradecerte todo el apoyo que me has dado.

-Tranquila, no me agradezcas nada...

-Y también quería decirte... que estoy enamorada de ti. -dios, mi mejor amiga enamorada de mi novio, del padre de mis hijos.

-Ceci, no, no te enamores, no te voy a corresponder, no quiero y no debo, Michelle es mi novia, y espero que dentro de poco sea mi esposa, Ceci, no te hagas esto... -quería que me casara con el?! dios, si, si, si, si! si quiero!

-Lo siento... -dijo Ceci con la cabeza baja saliendo de la cocina, y me vio, hay pasmada estaba viéndola sin decir nada.

Ella corrió a su habitación y salió Albert.

-Amor? Que haces aquí? -me pregunto, sonreí y le bese.

-Si quiero.

-Que?

-Que quiero casarme contigo.... -sonrió y me cogió en brazos, me beso, le bese, me iba a casar, con el, con la persona que me hacia feliz.

Chipre

Mi me había dejado con este pequeño mostrruo, erra igual que su padre, no es feo, porrque tenia algo de su madrre. Decidi entrrarr ya que llevaba mas de 10 minutoss con este niño en brrazos, vi a Albert y a Michelle sonriendo y besándose, todavía no me acostumbraba a ver a mi pequeña prrinsesa besándose con otros hombrress.

-Molesto? -prregunte mientrras sonrreia, los veía felises, y eso me encantaba.

-Exijo que Chipre sea el padrino -desia Michelle a Albert, el asintió y ella sonreía.

Albert

Por fin, por fin, me casaría con ella, con la única persona en esta vida que hacia mis días mas bonitos, con la que su sonrisa era mi medicina y sus besos mi cura.

Nunca llegue a imaginarme que me enamoraría, no de ella, cuando la vi en esa residencia, solo pensé que seria una chica de una sola noche, no que seria la mujer de mi vida.

Caprichoso el destino, nos alejo tantas veces... pero valió la pena, sufrir, llorar, morir, valió la pena, porque ahora, estoy con ella, tenemos un precioso hijo, nuestro, nuestro hijo, nuestra familia.

Entro Chipre, su cara era de ternura, quien diría, que cuando lo conocí quería matarle, y ahora le siento como de mi propia familia.

-Padrrino? -dijo alzando una ceja, asentí y volví a besar a Michelle. Me solto y fue por Ulises.

-Nos vamos a casar... -dijo ella sonriendo, Chipre empezó a llorar mientras sonreía, este ogro estaba llorando?, no me lo esperaba, enserio, no me lo esperaba.

-Pequeña... -dijo Chipre mientras abrazaba a Michelle, seguían cayendo lagrimas por sus mejillas.

Bajo Ceci, extrañada, no sabia porque sonreíamos, venia con sus maletas, se va.

-No, no, no... -decía Michelle acercándose a ella.

-Es mejor asi -decía Ceci con los ojos cristalinos.

-No, no te vayas, porfavor Ceci, no... -Michelle estaba apunto de llorar.

-Lo siento hermanita... perdón, te he fallado. -decía Ceci abrazando a Mi

-No, no me has fallado, no te disculpes, no te vayas.

-Ser felices, te ama... es un buen chico.... parece ser que el único que no te ha fallado es el.

-No, no me dejes Ceci. -se soltó de Michelle, se estaba yendo, estaba ya en la puerta, la cerro, se había ido, Michelle se tiro a mi, me abrazo, estaba dolida, y eso, una vez mas, era por mi culpa.

Pasaron las horas, Michelle ya estaba mejor, el bebe estaba durmiendo, y yo estaba en llamadas, hoy seria el primer encargo, así que tendría que salir todo perfecto.

Michelle lo sabia, solo asintió, no le gusto la noticia, pero sabia que era por nuestro bien.

Estaba preparando la cena, y entre. Me puse detrás de ella, abrazándola de la cintura mientras dejaba un beso en su cuello, su piel hacia que la mía se erizara.

Cenamos, subimos al cuarto y nos acostamos, estábamos cansados, a fin de cuentas el encargo ya estaba en camino.

Me acosté en su pecho escuchando sus latidos del corazón, la amo tanto...

Nuestra adición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora