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Carli tomó al pie de la letra los consejos de sus nuevas amigas, Callidora y Galatea. Ella se tomaría con calma el conquistar a Thadeas y lograría atrapar su corazón. 

Quiso reírse de si misma al pensar en el papel lamentable que estaba haciendo. La noche ya había caído y no tenía noticias de su jefe aún. Él había salido en la mañana temprano con el famoso Thöme Corfú y no había regresado. 

Callidora golpeó la pequeña puerta de Thadeas y pidió entrar. 

—¿Qué sucede? —preguntó Carli con el ceño fruncido. No le daba buena espina que la bruja la visitase en ese horario de la noche. —¿Vienes a buscar pelea? Creí que habíamos hecho una tregua. 

La bruja sonrió.

—Quiero hablar contigo, eso es todo.

—¿Qué quieres saber? 

Callidora tomó asiento en una de las pequeñas sillas alrededor de la mesa. Obligadamente Carli sirvió un poco de té para las dos, pero frunció los labios al recordar que había sucedido la última vez que preparó una bebida para alguien. Miró a su alrededor y pensó en lo gracioso que sería enviar a Callidora lejos. 

—Gracias —contestó la bruja tomando la taza entre sus manos. —Aproveche a que estuvieses sola para hablar contigo. Necesito que me des la información que Thadeas no tiene.

Carli la miró extrañada. 

—¿Cómo qué? 

—Quiero que me hables de tu tiempo y de cómo es la vida alrededor de Thadeas —Callidora dio un profundo sorbo a su taza. —Sé que Thöme muere, y estoy aceptándolo poco a poco. Sin embargo, y haciendo caso omiso a todo lo que profeso, quiero saber que sucede con mi señora Galatea y si él fue capaz de encontrar a mi hermano menor antes de irse. 

Carli hizo una mueca de nuevo. Ella tampoco tenía esa información.

—Sé que Galatea Allegheny está muerta en mi tiempo. Ella tuvo un accidente de avión que salió en todas las noticias internacionales —contó y vio la congoja en el rostro de la otra bruja. —Ella tiene cinco hijos, todos varones. Son bastante atractivos y amables —entrecerró sus ojos al recordar a Thanos y la rabia que sentía hacia ella por haber hechizado a su hermano. —Bueno, o al menos lo intentan. No los conozco a todos, sé que Benedict vive en Canadá junto a su esposa e hijos. 

Callidora tragó con fuerza y se alegró internamente porque su amiga fuese a conseguir en el futuro la gran familia que anhelaba. 

—¿Y mi hermano? —sus ojos castaños brillaron con lagrimas. —¿Sabes si Thöme pudo rescatarlo y darle asilo? 

Carli tomó una de sus manos y la acarició. Se miraron la una a la otra, y ambas hicieron caso omiso a la sensación extraña de estar frente a una diferente versión de la misma persona. 

—Al principio, cuando me dijeron que había hechizado al señor Thadeas no lo quise creer —comenzó diciendo, —hasta hace un par de semanas atrás yo era una persona común y corriente. Luchaba con mi día a día y tenía empleos esporádicos. Uno de esos era de limpieza, en la casa de una anciana; Mimi. Ella ya es viejita y siempre me pagaba por una o dos horas. Además de regalarme comida de vez en cuando. Mimi me habló de su jefe, Thadeas Corfú. 

Callidora se mantuvo callada y prestando atención a cada una de sus palabras. 

—Comencé como una secretaria corporativa, pero la verdad sea dicha, estoy infracalificada para ese puesto y Thadeas lo sabe. Él me gusta, eso es obvio —bufó, con una sonrisilla, —y estoy dispuesta a hacer lo que sea para llevarlo de regreso... con su familia y la gente que él ama. Hubo una persona a la que le llamé la atención apenas me vio, su nombre es Sutter y tiene los ojos de dos colores distintos —Callidora contuvo el aliento y una solitaria lagrima descendió por su mejilla. —Él me dijo que yo era su hermana y me llamó por tu nombre. No quería creerlo en ese momento, pero ahora estoy más que segura de te tratas de una de mis vidas pasadas... y contestando a tu pregunta, sí, Thöme lo encuentra y él se ve bastante feliz con su pareja...

ThadeasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora