29: FINAL PARTE I

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Thanos observaba a su esposa que comía una mandarina en las afueras de su celda. A final de cuentas, la recuperación de Thadeas no había resultado como ellos esperaban. Su hermano estaba despierto sí, ¿pero a qué costo? No recordaba nada de su vida en los últimos treinta años y ahora estaba en manos de una mujer incapaz de ver más allá de sus propios deseos egoístas. 

Milena hizo un sonido de disgusto al acomodar su trasero en la incomoda silla donde se había quedado a vigilarlo. 

—Te dije que no tenías que estas aquí, loba —repitió por doceava vez, pero su compañera hizo caso omiso a sus palabras. Ella se encogió de hombros y continuó disfrutando de la fruta en sus manos. —Deberías ir a casa y quedarte con los niños. Estarán preocupados de que sus padres no regresen.

—Ellos saben por qué estoy aquí, Thanos —contestó ella con paciencia, ¿Cómo si no conociese ya las trampas de su esposo para que se marchara? Por favor, la conexión entre ellos era tan intima que podían adivinar los pensamientos del otro con solo mirarlo. —Y estaban bastante orgullosos de que, y cito, "viniésemos a hacer desmadre por Thadeas"....

El sonido de cristales estallando llamó la atención de la pareja e interrumpió a Mina. Thanos maldijo, seguramente Eric la había cagado con su visita a Thadeas y ahora deberían compartir celda cuando lo trajesen a detención.

—¿Qué fue eso? —preguntó uno de sus custodios llegando hasta ellos. Él le dio una mirada a Thanos y este se encogió de hombros. Mina comenzó a olisquear el aire circundante y sus rasgos palidecieron. Ella miró a su esposo, comenzando a moverse. —Quédate ahí, mujer. Alguien se acerca. 

—No te atrevas a tocarla —gruñó Thanos cuando el guardia intentó alcanzar el delgado brazo de Mina para apartarla de la amenaza. —Sácame de aquí. El sonido provino del área donde estaban mis hermanos. 

Todos se quedaron alertas al oír pasos acercarse hacía ellos. El custodio liberó a Thanos justo cuando la figura de Sebastian apareció frente a sus ojos, indicando que se trataban de malas noticias.

—Tío, mi padre... —jadeó tomándose la cabeza entre las manos. Se veía confundido y pestañeaba rápidamente. —Él ha escapado.

Una alarma intermitente tiñó el ambiente de color rojo y de un sonido aturdidor. 

—¿Thadeas te atacó? —preguntó Thanos cuando el guardia al fin lo dejó salir. Él besó a su esposa y la apretujó entre sus brazos. Sebastian negó.

—A mi no, al tío Eric —inspiró profundamente poniendo orden a sus pensamientos. —Estaba inconsciente cuando me acerqué hasta aquí. Papá... creo que enloqueció, tío. Nunca lo había visto perder el control y  volverse en contra de nadie, pero esta vez ni siquiera dudó en derribar a Eric. 

Y como si lo hubiesen invocado, el susodicho apareció tambaleándose y con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Thanos! Lo hubieses visto, Thadeas fue genial —contó llenó de ilusión y como un niño que habla de una gran hazaña. —Él nos noqueó a todos, y revisó mi mente como si nada. Incluso con la fortaleza de mis bloqueos mentales, él me recorrió como un tonto laberinto para niños.

—¿Qué? ¿Y adónde está ahora?

—Recordó a su novia y... bueno, después supo lo que sucedió con ella —Eric se rascó la cabeza, intentando volver a centrarse. Por muy emocionado que estuviese por el despliegue de las habilidades de su hermano, sabía que no eran sanas. Thadeas siempre había sido el mejor en su autocontrol y al ver su comportamiento de ahora, se sentía como una represa llena que al fin encontraba una forma de liberación. —¿Hablaste con Blaine?

ThadeasWhere stories live. Discover now