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Mariel Castell no volvió a cenar aquella noche y su esposo la miró con gesto interrogante. Ella se disculpó con él y se marchó al despacho que ambos tenían en su casa. 

Ella tomó asiento en la enorme silla de cuero negro y suspiró, sus ojos se perdieron en algún lugar del horizonte y no notó cuando él la siguió.

—¿Qué sucede? —preguntó llegando al limite de su paciencia. —Hace días que estás en este estado taciturno. ¿Quieres contarme que es lo que te pasa? 

Ella respiró profundamente y negó con la cabeza. Su esposo la miró con gesto interrogante, ella no era de las personas que se quedaran calladas cuando algo las disgustaba. Su esposa estaba acostumbrada a montar un escandalo de proporciones épicas cuando sus deseos no eran satisfechos. Entonces...¿Qué era eso que ahora le hacía tanto daño? 

—Habla conmigo, mi sirena. Dime que es lo que tanto te aqueja.

—¿Sabias que estuve casada? —comenzó diciendo ella en voz baja, casi como si le doliera la mera idea de haber tenido una vida que ahora no recordaba. —¿Qué mi familia había hecho un acuerdo con la familia Allegheny en Las Vegas hace casi treinta años atrás?

Él frunció su entrecejo.

—No tenía idea.

—Thadeas Corfú fue mi esposo. Él decidió borrar mis recuerdos y hacer de cuenta que nunca nada pasó entre nosotros. ¿Puedes creerlo? Me dejó como si no fuese más que un articulo descartable.

—¿Qué?—él se puso tenso. Visiblemente molesto por esa noticia. —Él no podría haber hecho eso sin la autorización del Consejo, ¿o es que ellos no lo saben? 

Mariel negó con suavidad y dejando que toda la información se procesara en la pequeña cabeza de su esposo. Él era un hombre más o menos inteligente, y no tardaría en llegar a la misma conclusión que ella; los Allegheny hacían y deshacían a sus anchas respecto a las leyes del Consejo Sobrenatural, sin consecuencias. Y eso, estaba segura que enervaría hasta la ultima de sus células. 

—Fui a confrontarlo hace un par de días, pero no me atendió —ella se levantó del mullido asiento y se acercó a su esposo, abrazándolo mientras le hacía creer que se apoyaba en él. —Thadeas ha desaparecido, o su familia lo esconde de algo grave. Thanos Corfú incluso tuvo la desfachatez de amenazarme cuando le pedí explicaciones por su hermano. ¿Puedes creerlo? Ese descarado se cree tan impune que se rio de mi azoramiento. 

—¡¿Qué?!

—El olor a magia era fuerte, querido. Creo que por eso no me querían en la casa. Pensé seriamente en hacer una denuncia al Consejo, pero ya ves, Klaus está a cargo ahora y todos conocemos de su afinidad hacia esa familia. Estoy segura de que él se pondrá de su lado y me tachará de sentimentalista —Mariel sonrió al ver un musculo de su mandíbula contraerse, su esposo era demasiado bueno para su propio beneficio.  —Me siento tan derrotada y burlada, el Consejo nunca querrá oírme, sé que ellos pensarán que se trata de un asunto meramente personal —ella hizo una mueca. —No les agrada lidiar con "problemas de sabanas" y estoy segura de que mi queja tendrá esos matices.

—¿Y no es así? ¿Estas tratando de convencerme de que esa no esa la finalidad de tu queja? —preguntó él mirándola fijamente a los ojos. Mariel negó. —¿Entonces?

—Quiero que se haga justicia por una vez en nuestras vidas. Sé y tendré que resignarme a saber que fui burlada por ellos... —sus ojos se cristalizaron. —No obstante, ahora estoy segura de que algo terrible están ocultando y el hecho de que no me dejen confrontar a Thadeas me da la certeza que necesito. Los Allegheny son conocidos por su afición a la mezcla de razas, ¿y si ahora están planeando algo contra el Consejo? Quizá nunca lo sabremos ya que nadie parece tener lo que se necesita para enfrentarlos.

ThadeasWhere stories live. Discover now