XXVI

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Quiero dedicarle este capítulo a HopeToSunrise. Gracias por siempre estar<3

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-Entonces... La simbología de Conejo incluye moverse a través del miedo, vivir con astucia, recibir enseñanzas secretas y mensajes intuitivos, pensar con rapidez, fortalecer la intuición, y la paradoja. Conejo también representa la humildad, porque es callado y suave y no es presumido. Conejo nos recuerda que no tengamos miedo. Los pensamientos de miedo se reproducen (como conejos) y nos traen aquello mismo que tememos. Las personas Conejo sienten tanto miedo de las tragedias, las enfermedades y los desastres, que llaman hacia ellas los mismos miedos para recibir lecciones.

-Así es. Sé humilde. Sé como conejo.

Solté una carcajada al escuchar a Hatsumi-sensei hablar de esa forma. Los últimos meses había estado comportándose así: extrovertida, divertida y hasta un poco amable. No me iba a quejar. Al contrario, lo iba a aprovechar; siempre era más fácil aprender cosas cuando ella se portaba amigable.

-Claro. Seré conejo.

Los días pasaban más rápido de lo que esperaba. No supe si era porque era verano y en verano el tiempo parece transcurrir velozmente, o simplemente era la forma en que yo lo percibía. No quise preguntarle a nadie porque quería evitar que me vieran raro. Más raro de lo que ya lo hacían; mi madre, mi padre, mi hermano, e incluso Ino se habían encargado de hacerme saber que me veía diferente. 

Ésta última me dijo una vez que le gustaba mi nuevo peinado. En realidad no era nada innovador, simplemente lo había dejado crecer hasta mis hombros por primera vez en muchísimo tiempo. De todos modos no me molestaba. Seguía sin gustarme su color, pero solo debía atarlo en una coleta baja y todo se arreglaba. 

-No vuelvas a cortarlo - suplicó ella. La miré desde el otro extremo del establecimiento de los Yamanaka y entrecerré los ojos.

-Me gusta más cuando es corto. 

-¡Pero, Yuriko! Te favorece el cabello largo. Mira, puedes dejarlo así por un tiempo. Si no te gusta, entonces puedes cortarlo. Pero dale una oportunidad antes, ¿quieres?

No podía decirle que no a Ino. Eso implicaría iniciar una discusión que obviamente yo perdería, así que solo accedí a su petición. Al pasar de los meses me di cuenta de que no estaba tan mal después de todo y decidí dejarlo ser. 

Como dije antes, los días pasaban rápido, por lo que sentí que estaba avanzando mucho en mis entrenamientos. Pasado un mes después de haber recibido la noticia del pequeño asunto de los conejos, logré memorizar toda la información que había en los pergaminos de Hatsumi-sensei. Además, tuve grandes mejorías en el arte de la meditación y la respiración controlada. Aún había mucho por aprender, pero pasados los treinta días desde que me introduje por completo en esa nueva doctrina, ya tenía un poco más claro lo que mi pequeña singularidad implicaba. 

-¿Hatsumi-sensei? Tengo una duda. 

-¿Uhm? 

-Uno de los pergaminos decía que las personas que se relacionan o se identifican con los conejos tienden a ser muy tímidos y ansiosos. No pretendo entrometerme, pero... Usted no es así. ¿Está segura de que...?

No pude terminar de formular la pregunta. La rubia, que había estado parada frente a mí todo ese tiempo, se sentó sobre el césped y recargó su espalda en un árbol cercano.

-¿Quieres saber por qué me comporto como una perra miserable, Sato? ¿Esa es tu duda?

-¡No, no! Es decir, yo... 

𝑓𝑙𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑡𝑜 [𝗻𝗲𝗷𝗶 𝗵𝘆𝘂𝗴𝗮] ハスの花Donde viven las historias. Descúbrelo ahora