XXVIII

391 46 10
                                    

—...¿Puedes repetir eso?

—¿Qué cosa?

—La parte del río.

—¿Hablas de mi caída en el río?

—¡Sí, sí! Repítelo, por favor. Es muy gracioso.

Negué con la cabeza. —No fue gracioso para mí. Me quedaron dolores de espalda por tres semanas.

Pensé que el hombre dejaría de reírse al escuchar eso. Pero no lo hizo.

—¡Ah, vamos! Solo cuéntalo una vez más, prometo que no pediré nada más.

—Eso es...

—Oye, déjala en paz, Kotetsu.

—¡Está bien, está bien! Pero para que conste, ella fue quien vino a hablar con nosotros en primer lugar.

Izumo-san negó con la cabeza.—Ella solo vino a preguntarnos qué hora era. Tú no la has dejado ir en toda esta media hora.

—Escucha, Izumo, nunca hay nadie por aquí. Estás consciente de que este trabajo de resguardar las puertas de la aldea es muy aburrido, ¿no? Ella estaba cerca y aproveché para hacer un poco de conversación. Además, dice que fue entrenada por esa Kunoichi que se la pasa insultando a Kakashi. Eso es interesante.

—¿Cómo es eso interesante, exactamente?— pregunté.

Kotetsu-san me miró.— Eso, mi querida Soto...

—Es Sato.

—...eso, mi querida Sato, es interesante para mí porque no conozco nada sobre esa mujer. Apenas y la he visto en la torre del Hokage una que otra vez.

—¿Y eso qué? —intervino Izumo-san.

—Bueno, es extraño... He hablado con la mayoría de los shinobi de Konoha, pero nunca he entablado una conversación con ella. ¿No lo has pensado, Izumo? Akimoto-san pertenece a la generación de Kakashi y Gai.

—Ajá. ¿Y?

—¡Es muy poco conocida! Eso es raro.

Izumo-san resopló. Parecía estar realmente harto de esa situación.—¿Vas a ir al grano o no?

Kotetsu-san se rió.—¡Está bien, está bien! Lo que quiero decir es, los shinobi de la hoja por naturaleza buscamos ser amigos... Pero ella... Ella es...

—¿Sí?— insistió Izumo-san.

—...ella es... 

—¿Una loca con un carácter del demonio? Sí, definitivamente lo es. 

Sentí la piel de mis brazos y nuca erizarse al escuchar esa voz.

Y es que no era cualquier voz; era una voz que no había escuchado en un año y medio. Una voz que había cambiado de forma radical, que había engrosado considerablemente, pero que seguía conservando ese timbre tan peculiar. 

Me giré hacia atrás de inmediato, con el corazón latiéndome a mil por hora.

Y ahí estaba él; ahí estaba Mako.

Y ahí estaba él; ahí estaba Mako

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
𝑓𝑙𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑡𝑜 [𝗻𝗲𝗷𝗶 𝗵𝘆𝘂𝗴𝗮] ハスの花Where stories live. Discover now