VII

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Los exámenes chuunin estaban más cerca que nunca

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Los exámenes chuunin estaban más cerca que nunca. Faltaba una escasa semana para que tuvieran lugar, y eso se veía claramente reflejado en la actitud de Hatsumi-sensei, que cada día nos trataba con menos sensibilidad.

Entrenamos tan duro, que de hecho sí mejoramos muchísimo como equipo. La confianza ya era aceptable y cada uno pulió sus habilidades hasta el punto de ser irreconocibles entre nosotros.

Fue así que, una buena tarde, finalmente logramos clavarle un montón de shurikens en la espalda a nuestra sensei.

-¡Maravilloso! ¡Finalmente están listos! -exclamó ella con una enorme sonrisa a pesar de estar desangrándose.

Después de eso, los entrenamientos cesaron. Mako, Kai y yo creímos que al fin podríamos descansar y prepararnos mentalmente para los exámenes. Pero por supuesto que no fue así. De todos modos, ¿cuándo conseguíamos lo que queríamos?

Esa tarde acompañamos a Hatsumi-sensei al hospital. Sanaron su herida rápidamente y salimos de ahí dispuestos a celebrar. Pero entonces un ninja a quien no reconocí apareció frente a nosotros y nos anunció que el hokage solicitaba nuestra presencia en su oficina.

Hatsumi-sensei, furiosa por el repentino suceso que interrumpió nuestros planes de celebración, comenzó a gritarle cosas ininteligibles al pobre mensajero, mientras que nosotros tres sólo presenciábamos la escena con una gota de sudor en la sien.

El mensajero nos escoltó a la torre del hokage, tratando de evadir las preguntas que Hatsumi-sensei le lanzaba constantemente

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El mensajero nos escoltó a la torre del hokage, tratando de evadir las preguntas que Hatsumi-sensei le lanzaba constantemente.

Llegamos a la oficina más pronto de lo que yo calculé. El mensajero desconocido nos abrió la puerta, dejándonos ver la imagen del ninja anciano con bata blanca que fumaba despreocupadamente de su pipa detrás de su escritorio.

-Ah, ya están aquí -dijo al vernos. Nuestra sensei entró en la habitación y nosotros la seguimos.

Me dio un vuelco el corazón cuando noté que el equipo de Lee ya se encontraba ahí. Eso no pintaba muy bien.

-Lamentamos mucho haberlos hecho esperar -dijo amablemente Kai y todos lo miraron sorprendidos: no era una actitud que se esperaría de un niño de 13 años.

-Sí, bueno -prosiguió Hiruzen-. Supongo que ya han adivinado la razón por la que están aquí.

-Iremos a una misión con el equipo Hatsumi, ¿no es así? -dijo Tenten. El hokage asintió.

-Así es. A pesar de tratarse de una misión de rango D, me temo que será necesaria la colaboración de dos equipos para lograr cubrir todo el terreno.

-¿Cubrir todo el terreno? ¿De qué se trata esto, señor? -habló esta vez Hatsumi-sensei. No pude evitar notar el cambio de tono en su voz. Era más que evidente que sentía un gran respeto y admiración por el hombre frente a nosotros.

-Como ya saben -comenzó a explicar-, los exámenes chuunin están muy cerca. Muchos ninja de las aldeas vecinas vendrán a Konohagakure por ese motivo. A pesar de que hay paz entre las naciones, es inevitable pensar que podría haber intrusos que intenten atacarnos, aprovechándose de la situación en que nos encontramos. Es por eso que necesito que vayan y se aseguren de que todo está en su lugar.

-Con todo respeto, señor -dijo mi sensei, atrayendo las miradas de todos los presentes-, pero creo que los ninja asignados a esa tarea son más que suficientes. Opino que estos chicos deben descansar para estar listos para sus exámenes, señor.

-Aprecio tu preocupación, Hatsumi, pero mis niños son capaces de ejecutar misiones todos los días sin siquiera cansarse un poco. Ellos pueden con esto y más-respondió Gai-sensei con una sonrisa que juré haber visto brillar.

Lee asintió ante las palabras de su mentor. Tenten puso los ojos en blanco y Neji desvió la mirada, irritado. Vaya equipo que eran.

-No me refería a tus estudiantes, Gai -dijo Hatsumi-sensei sin ocultar la molestia en su voz-. No me interesa lo que puedan o no puedan hacer.

-Ah, Hatsumi, siempre tan grosera -sonrió-. Es por eso que tú jamás serás tan buena rival como Kakashi.

Mi maestra comenzó a temblar de ira. Miré a Mako y a Kai. También parecían preocupados.

-¡¿Qué te hace creer que me interesaría tener algo que ver contigo?! -exclamó-. ¡¿O con Kakashi Hatake?! Ese amargado de...

-No puedo evitar ver a la niña que se enfurecía cuando alguien la hacía sentir inferior, Hatsumi -comentó el hokage con cierta nostalgia en su voz.

Los dos jonin lo miraron sorprendidos. Mi maestra se disculpó con Gai-sensei y con sus alumnos, argumentando que había estado muy estresada últimamente. Pero algo en el fondo de mí me decía que ninguno de ellos le creyó, en especial Gai, que ya debía estar acostumbrado a su personalidad explosiva.

-Como les decía- siguió hablando el tercero-, a las afueras de Konoha hay rumores de un posible grupo de espías que buscan robar información de la aldea. Es preciso que vayan a investigar.

-Pero, señor, podría ser una trampa. Es demasiado arriesgado. ¿De verdad es necesario exponer a unos genin a tal peligro?

-Me temo que estamos cortos de personal, Hatsumi. Los chunin y jonin se encuentran muy ocupados con los preparativos de los exámenes -El hokage paseó su mirada del equipo Gai al nuestro con una pequeña sonrisa en los labios-. Además, confío en que trabajarán muy bien juntos y su misión será exitosa.

Hatsumi-sensei asintió con la cabeza, aunque no parecía estar muy convencida.

-Bien, ya tienen su misión: investiguen si esos rumores son ciertos. De ser así, asegúrense de eliminar al enemigo y vuelvan a tiempo para los exámenes chuunin.

-No se preocupe, señor -dijo Gai-sensei con esa misma sonrisa brillante que había mostrado antes y el pulgar derecho hacia arriba-. Nos desharemos de ese grupo de asquerosos espías y volveremos a la aldea, sanos y salvos. Es una promesa.

•••

𝑓𝑙𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑡𝑜 [𝗻𝗲𝗷𝗶 𝗵𝘆𝘂𝗴𝗮] ハスの花Donde viven las historias. Descúbrelo ahora