XXXI

468 45 9
                                    

—...y entonces yo le dije: "¡Me niego rotundamente a admitir que estoy equivocado, porque no lo estoy!" Y es que es verdad, Yuriko, yo sé admitir cuando estoy equivocado.

No respondí.

—Mmm, jamás te he escuchado admitir que estás equivocado, Mako —dijo Kai.

—¡Exacto! Eso es porque yo nunca estoy equivocado. No es tan difícil de deducir.

Vi a Kai poner los ojos en blanco. Luego tomó un trozo de carne del plato de Mako y lo llevó a su boca.

—¡Oye, detente! ¡No te metas conmigo, Watanabe! Podría darte una paliza en este momento.

—Ah, ¿Sí? Me gustaría ver que lo intentes.

—¡Hagámoslo! Acabo de comer, así que mis energías se han recargado. ¡Vamos, ataca! Te venceré fácilmente.

Kai comenzaba a ponerse de pie. Me había sumergido en mis pensamientos por un momento, y cuando volví a poner los pies sobre la tierra, esos dos estaban a punto de pelearse.

—¡Alto! ¡Deténganse!

Mako y Kai se miraron con ojos de complicidad y luego comenzaron a reírse. Chocaron las palmas y volvieron a sentarse en sus respectivos lugares.

—¿Qué...?

—Teníamos que hacer algo para llamar tu atención —dijo Mako—. De verdad tenemos que hacer algo respecto a tus episodios de ensimismamiento, Yuriko. Podrían causarte grandes problemas.

Suspiré. —Lo siento.

—No tienes que disculparte —respondió Kai —. Dinos, ¿Hay algo que te preocupe?

Estuve a punto de decir que no. Pero es que ellos me miraban con unos ojos que no me permitían siquiera tratar de engañarlos. Pensé en guardarmelo todo, justo como acostumbraba hacer. Pero algo me decía que me arrepentiría después si lo hacía de ese modo. O tal vez solo fue que cedí ante la mínima muestra de atención que me estaban dando ellos. En realidad no sé qué fue, pero me dieron ganas de hablar.

—Es que... Es un poco abrumador saber todo esto. Mako, tú perdiste un ojo. Y Kai... Usas ahora las katanas que estuvieron a punto de matarnos a todos nosotros. Todo esto es... Absurdo. No debió pasar de esta forma. Debimos haber permanecido los tres en Konoha y llevar un entrenamiento normal con nuestra única sensei, con Hatsumi-sensei. No puedo aceptar que... Que las cosas hayan cambiado tanto. Pensé que me había acostumbrado al cambio, pero estaba muy equivocada. Me siento... Apachurrada por tanta información que procesar.

No fui capaz de mirarlos mientras hablaba. En su lugar, concentré mi vista en los últimos trozos de carne que se asaban frente a mí.

Mako carraspeó. —Oye, está bien sentirse así. Esto no solo es extraño para ti, lo es para todos. También es extraño para nosotros ver lo mucho que has evolucionado.

Voltee a verlo. Me sonreía con ternura.  —¿En serio?

—Sí, en serio. Jamás te había escuchado hablar sobre tus sentimientos. Creo que es un gran avance, Yuriko.

—Coincido —dijo Kai—. También has cambiado. Todos lo hemos hecho, pero no hay nada de malo con eso. Nos acostumbraremos eventualmente, y lo haremos como equipo. No tienes que hacerlo sola.

Estuve a punto de llorar. Pero me tragué el nudo que se había formado en mi garganta y les dirigí la sonrisa más auténtica que me había salido en mucho tiempo. —Me alegra saber que no soy la única que se siente rara.

—¡Para nada! Yo me sentí raro desde que te lanzaste a abrazarme —dijo Mako—. Es decir, estamos hablando de Yuriko Satō, la chica que se negaba a dar abrazos grupales. Qué gran cambio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 22, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝑓𝑙𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑡𝑜 [𝗻𝗲𝗷𝗶 𝗵𝘆𝘂𝗴𝗮] ハスの花Donde viven las historias. Descúbrelo ahora