XXII

480 75 53
                                    

¿Yo, enamorada de Neji Hyuga?

No, imposible. ¿Cómo podría alguien enamorarse de quien lo trató mal? Me pareció una idea totalmente estúpida e irracional y la deseché tan pronto como escuché esa pregunta salir de los labios de Hatsumi-sensei.

-No, no lo estoy.

-¡Estás mintiendo! -exclamó de pronto, tan fuerte, que algunas personas que caminaban alrededor voltearon a vernos.

-¡Baje la voz! Y no, no estoy mintiendo.

-¡Eres tan transparente como un trozo de vidrio, Satō! No, no. ¡No era eso! Sí, era el otro asunto. ¡Espera! Esto es perfecto, Satō. ¡ES PERFECTO!

-Perdón, no sé de qué habla.

-Te hablaré de ello mañana, cuando esté sobria. ¡Pero por lo prontoooo! Por lo pronto te haré un adelanto: ¡ESTÁS ENAMORADA Y ESO TE DA VENTAJA!

-¡Sensei, no grite, por favor!

-¡Ah, el amor, el amor! No hay de qué avergonzarse, Satō. ¡El amor es vidaaaa!

Negué con la cabeza y apresuré el paso. Debía alejarme de esa mujer tan pronto como fuera posible.

Por fortuna, no nos encontramos con ningún conocido en nuestro camino, así que nuestra caminata no sufrió ningún retraso o interrupción.

Pero Hatsumi-sensei era realmente molesta cuando estaba ebria. Si lo era aún estando sobria, esto era mil veces peor.

-¡Entonces, Neji Hyuga! ¡Tienes buen gusto, Satō!

-¡No! Ya le dije que...

-¡NO PUEDES MENTIRME! Ni lo intentes, no va a funcionar.

-Pero, ¿Qué...?

-Ya, ya. No importa lo que digas. La respuesta es obvia. Pero como dije, ¡No hay por qué avergonzarse! Te da ventaja, Satō. ¡TE DA VENTAJA!

Decidí no seguir discutiendo con ella y dejé que dijera cuanto quisiera. De todos modos, era inútil tratar de razonar con ella estando en ese estado.

Cuando finalmente llegamos a casa, tocó la puerta y luego susurró en mi oído que anularía mi castigo de cancelar los entrenamientos por una semana solo porque "estaba enamorada de Neji Hyuga". Apenas apareció Hiroshi detrás de la puerta, Hatsumi-sensei me soltó y salió corriendo. Estuve a punto de caer, pero mi hermano logró sostenerme justo a tiempo para evitarlo.

-¿Esa era...?

-¿Mi maestra, a quien le confié mi vida y mi futuro? Sí.

-Oh...

Sin decir mucho más, Hiroshi me condujo hasta mi habitación y me dejó recostada sobre la cama previamente desordenada por su propio hijo, a quien le encantaba visitar mi habitación y tirar de las sábanas hasta convertir el recinto en un desastre total.

-Es un milagro que estés aquí, si no, quién sabe qué hubiera pasado con Hatsumi-sensei y yo.

-Sí, no quiero ni pensarlo -murmuró, la vista puesta en el suelo. Luego soltó una carcajada-. Eso hubiera sido fatal. No sabía que tu maestra tenía problemas de alcoholismo.

-¡No! No los tiene. Oh... Bueno, eso creo. Creo que solo tiene demasiado tiempo libre y no sabe qué otra cosa hacer. Las cosas aquí en la aldea están tranquilas por el momento. Antes sí estaba muy ocupada cumpliendo las órdenes de Tsunade-sama, pero supongo que ya está todo bien. O al menos no tan mal como antes.

-¡Tsunade-sama! He escuchado que esa mujer...

-¿Tiene problemas con el alcohol y las apuestas? Sí, ya lo sabía.

𝑓𝑙𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑡𝑜 [𝗻𝗲𝗷𝗶 𝗵𝘆𝘂𝗴𝗮] ハスの花Donde viven las historias. Descúbrelo ahora