𝑓𝑙𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑡𝑜 [𝗻𝗲𝗷𝗶 𝗵𝘆𝘂𝗴𝗮] ハスの花

II

Rock Lee salió de las sombras. Miré su mono verde y no pude evitar reír por lo bajo. Era una persona bastante peculiar.

-Mi intento del jutsu de shuriken no fue bueno, fue horrible -mencioné. Me molestaba un poco que sintieran pena por mí.

Lee no cambió su expresión. No sabría explicar cómo era, solo sé que era su expresión. Esos ojos redondos que ansiaban probarse a sí mismo me conmovieron mucho, y siempre había sido así.

-Yo te conozco -dijo después de un rato-. Te llamas Yuriko, ¿no es así?

Sentí mis ojos abrirse un poco más de lo normal al escuchar sus palabras. Habíamos sido compañeros de clase, pero no esperaba que recordara mi nombre.

-S-Sí, así es. Y tú eres Rock Lee.

Kai, Mako y yo siempre hablábamos de lo sorprendentemente talentosos que eran ciertos compañeros de clase. Habíamos permanecido al margen por muchos años, mirando cómo se desenvolvían mientras que otros nos encogíamos cada vez más.

Rock Lee no era uno de los destacados. Al igual que yo, él era un pequeño que buscaba ser reconocido. La diferencia entre nosotros era que a él no le avergonzaba gritar a los cuatro vientos que demostraría su talento, mientras que yo prefería guardarme mis metas para mí misma y así evitar que se burlaran de mí tanto como se burlaban de él. Aún así, él había encontrado una forma de sobrellevarlo durante tanto tiempo, y eso fue algo que me sorprendió.

-Dijiste que tu jutsu de shuriken fue horrible -repitió-. Entonces, ¿qué haces ahí parada? ¡Demuestra tu potencial y deja que el fuego de la juventud arda en tu interior!

Solté una risita. No solo se parecía físicamente a Gai-sensei, sino que además sonaba igual que él. En ese momento deseé tener tanta energía como él.

-En realidad estoy aquí hoy para entrenar taijutsu. Me sale muy mal.

Lee saltó de la emoción. Dijo que él también estaba haciendo eso, algo que yo ya había adivinado. Me cuestioné si era tan hábil como para enseñarme algo. Le pregunté si podía entrenar con él.

-No quiero ofenderte, pero no creo que soportes una sesión de entrenamiento con el gran Rock Lee.

Su comentario me molestó. Ahí estaba la pena de nuevo.

-¿Eso crees? Pruébame.

Lee cambió su expresión amable a una que desbordaba entusiasmo.

-Suena interesante... Bueno, Neji y Tenten ya no quieren entrenar conmigo porque creen que me esfuerzo demasiado y ellos terminan muy cansados. Si crees estar al nivel del indomable fuego de mi juventud, entonces sígueme.

¿Que si pude seguirle el ritmo a Lee? Claro que no. Al contrario, terminé exhausta con solo el calentamiento.

Después de escucharlo alardear unos minutos, me dejé caer al suelo y lo observé durante el resto de su entrenamiento. Era increíble la forma en que, a pesar de estar a punto de derrumbarse, se ponía una condición incluso más demandante para motivarse a seguir.

"Si no puedo hacer 200 patadas, entonces haré 300 sentadillas", le escuché decir. Después de todo, el fuego de su juventud sí era indomable.

¿Había encontrado la forma perfecta de mejorar mi taijutsu? Sí, tal vez.

Un par de horas después, cuando estuvo tan cansado como para mantenerse de pie, me acerqué a él y le pregunté si le molestaría ayudarme a entrenar. Al principio pareció dudarlo, pero terminó aceptando.

-¡Al fin podré ser como Gai-sensei! -exclamó.

Me reí y le tendí una mano para ayudarlo a levantarse para irnos juntos, pero él dijo que su entrenamiento apenas había comenzado.

De camino a casa me pasé por la florería de la familia Yamanaka. Las flores que había puesto en el borde de mi ventana ya estaban marchitas y necesitaban ser reemplazadas.

Siempre era un gran placer pasarme por ese lugar. Desde pequeña había desarrollado cierta afinidad por las flores, maravillada por la gran variedad de formas, colores y sentimientos que me generaban con tan solo verlas. Incluso tomé la costumbre de asignarle un tipo de flor a la gente que conocía basándome en el significado de la especie y relacionándolo con el tipo de personalidad de la persona, pero jamás se lo conté a nadie.

Al llegar al establecimiento me encontré con Ino. Me sonrió y saludó desde el otro lado del mostrador. El ser una clienta muy frecuente me hizo convertirme en su amiga.

Me acerqué y tuvimos una corta conversación. Me dijo que estaba muy emocionada porque pronto se graduaría de la academia y se convertiría en genin. También mencionó que estaba ansiosa por conocer a su equipo, y que se moría de ganas por que Sasuke Uchiha estuviera en él.

Mientras la escuchaba hablar no pude evitar pensar que Ino era una amapola.

>>La amapola [ポピー] posee varios atributos que la caracterizan como son la fragilidad, sensualidad, pasión y belleza.

Y es que si tuviera que describirla en una palabra, sería bonita. Ella era bonita por dentro y por fuera.

En honor a eso, compré un ramo de amapolas y volví a casa con un extraño sentimiento de alegría y satisfacción.

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