Capítulo 76

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— ¡Todos a sus poses! —exclama.

Las luces bajan y de pronto el silencio reina por un segundo.

Izuku observa a Bakugou quien obtiene una pose bastante atractiva a su parecer. Y mientras le mira, Bakugou le sonríe. —Oye chihuahua... —suelta seguro. —Recuerda lo que hablamos anoche, simplemente se tú y a la mierda lo demás. —suelta guiñandole el ojo.

Entonces, Izuku sonríe. Se relaja, sonríe y los flashes, comienzan a emerger.

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¡Estamos en Francia!
IX

Étreinte
[Abrazo]


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Sala de docentes, Japón.

—Oye. —escucha una voz ronca y molesta. — ¿Por qué demonios le has respondido de esa manera a un estudiante? ¿Huh? —inquiere amenazante posicionando su diestra que paso tras su nuca en su cuello. — ¿Qué tipo de profesional eres?

Miyamoto frunce su ceño e intenta zafarse. — ¿Y tú quién te crees que eres para venir aquí e invadir mi propio espacio personal?

— ¿Yo? El asistente de Música.

El tic tac suena tan lento que da la ilusión de que el tiempo va a su nivel, más despacio, casi estático.

Se escucha la respiración pesada de Kenjirou, y el rechineo del sofá bajo las piernas de Miyamoto, quien se acomoda a mala gana ante el agarre.

Miyamoto no sabe qué responder ante la absurda revelación de que, al parecer, el asistente de música era un bravucón encubierto.

¿O quizá lo era él? Bueno, todo dependía de la perspectiva.

Pero si de algo está más que claro, es que la tensión en el ambiente es abundante, pesada y molesta, y es que para Kenjirou no había nada más que le molestara que los patanes.

Sí, regresamos al tema de la perspectiva del jugador.

Y ahora, justamente ahora, Kenjirou había identificado a uno.

Esos gestos desmotivantes que le entregó a Inasa e incluso la negativa respuesta ante el pedido de éste mismo.

¿Qué tan frustrante podría ser el pedirle orientación a tu maestro y que éste mismo se niegue? Era frustrante, muy frustrante, lo había vivido en carne propia y por eso, le molestaba.

Y bueno, desde ya que estaba un poco molesto por el hecho de que apenas entró al mismo lugar de trabajo de su mejor amigo, él renuncia. Intenta entender sus motivos, pero de algún modo le frustra y le duele, si bien le emocionaba estar en el mismo lugar de trabajo que Mic-sensei y que por sobretodo fue una grata sorpresa, lo que le emocionaba aún más era saber que compartiría momentos laborales con Katsuki a diario.

Podría joder con él y hacer el choque de puños que tanto le gustaba.

Podría...

Incluso se había imaginado sentado con él en la sala de docentes tomando un café.

Pero en dada situación las cosas habían resultado muy diferentes, y vaya sorpresa el saber que el tipo que está reemplazando a su mejor amigo había resultado ser algo como...

Una verdadera mierda. —suelta mordaz aún sujetando con firmeza su diestra en contra el hombro izquierdo del reemplazante. Sus ojos escarlatas se funden de la ira, y descarga todas sus frustraciones en el agarre de su mano sobre el hombro de Miyamoto.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Where stories live. Discover now