«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosas cambien.»
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×YAOI (chicoxchico) estás advertido en caso de que no compartas este tipo de gén...
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— ¿Por qué debería haberle hecho algo? —preguntó, sacando rápidamente la mano de Bakugou de su camisa. —Sabes... Es sospechoso. —añadió, cogiendo su taza y volviendo a sentarse en el sofá.
Bakugou trago saliva y le siguió con la mirada.
— ¿Hah? —soltó.
Entonces Shinsou bebió de su té y clavó su mirada en él con seriedad. — ¿Por qué Izuku se ha ido tan nervioso apenas te escuchó tras la puerta? —preguntó. — ¿Por qué se han mirado de aquella forma tan poco común? —añadió neutral, entonces sus ojos violáceos fueron clavados en él con absoluta seriedad.
Bakugou en silencio, le escuchaba de pie todo lo que él le estaba diciendo.
—Por último... ¿Por qué un profesor reaccionaría de esta manera tan agresiva contra su colega solo porque tenía a uno de sus alumnos en la sala hablando normalmente? —preguntó mirándole de manera reprobatoria. — ¿Es acaso este el comportamiento de un profesional? —añadió. — ¿Por qué te molesta tanto el hecho de que yo hubiese estado a solas con Izuku en un lugar tan recurrente y poco peligroso como lo es la sala de profesores? —continuó, cruzándose de brazos. —Sí hubiese sido el caso de que yo hubiese querido hacerle daño a Izuku, ¿crees que lo habría traído hasta acá, cuando en cualquier momento podría entrar algún docente? —preguntó, observando como Bakugou le miraba perplejo.
Entonces Bakugou giro a un lado sus carmines y chasqueo la lengua.
—Si tanto quieres saber qué era lo que sucedía, te lo diré, Izuku está notoriamente extraño el día de hoy, en mi clase ha estado distraído, e incluso podría decir que deprimido. Algo que es extraño en él, me he preocupado, pues hace tiempo supe los problemas que él ha pasado recibiendo bullying, lo que provocó sus continuas ausencias. Pensé que seguramente el caso había regresado y es por ello que le pedí que viniera hasta aquí a que me contara qué era lo que le sucedía. —respondió, acomodando su camisa. —Pero por lo que veo... —añadió, con sus ojos clavados en Bakugou seriamente. —Aquí el problema es otro.
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