«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosas cambien.»
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El sol resplandecía con notable fuerza el día de hoy y el olor a flores de cerezo inundaba los parques de la ciudad.
En la academia Yüei todo estaba tranquilo, era inicio de semestre del penúltimo año para la clase 3-A. Cada alumno llegaba totalmente recargado, lleno de energías y con una alegre sonrisa.
Sobre todo uno de cabellos rizados que entraba a la clase con su bloc de notas entre sus brazos.
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— ¡Izuku-kun, buenos días! —Extendió la mano Uraraka con energía, mirando con enorme sonrisa al tímido muchacho que le sonreía con un leve sonrojo en sus mejillas.
Hoy Uraraka-san se ve másanimada de lo normal, pensó.
—Uraraka-san, buenos días. —respondió instantáneamente sonriéndole, mientras quitaba una pelusa de su abrigo y se dirigía a su asiento.
En primavera solía llenarse de pelusas, sobre todo en su cabello rizado y la verdad, le molestaba un poco.
Dejó su mochila junto a su bloc de notas de manera organizada mientras le sonreía a la chica.
—Tiempo sin verte, Midoriya-kun. —habló esta vez Iida, quien le miraba con una sonrisa.
Izuku giró su rostro hacia su lado izquierdo para así, divisar a su compañero con aquellos anteojos relucientes mirarle. Avanzó de inmediato hacia aquel pupitre brilloso, pues para Iida Tenya no había nada más importante por hacer en las mañanas que limpiar su pupitre antes de clases. — ¿Qué tal las vacaciones?
—Iida-kun, buenos días. —saludó entonces el peliverde, resistiendo las enormes ganas de tocar aquel brillante pupitre. —La verdad no salí mucho, solo me quedé en casa con mamá. —respondió con sonrisa hogareña mientras observaba si tenía más pelusas en su ropa.
— ¡Izuku-kun! Qué injusto, te llamamos durante todas las vacaciones para que saliéramos todos, pero nunca respondiste. —dijo Uraraka un poco molesta, cruzando sus brazos y mirándolo con desaprobación momentánea.
Sus ojos esmeraldas se abrieron sorprendidos por un segundo. —A-ah, lo siento chicos. Mi celular se descompuso, debo comprarme uno nuevo cuando pueda. —respondió algo nervioso y triste. Si hubiera sabido que sus amigos le habían estado llamando, se habría conseguido un celular lo antes posible.
—Yo tengo uno sin usar por si lo quieres, Midoriya. —intervino Todoroki amablemente, quien permaneció a su lado uniéndose a la conversación. —Mi viejo vive comprándose celulares del momento y apenas aparece uno nuevo, el que tenía lo deja tirado en casa. —agregó mientras masajeaba un poco su cuello, la noche anterior había dormido algo mal.
