Capítulo 60

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|Té verde y pastel de manzana|

—I-Izuku-kun… —murmuró Atsushi agotado.

— ¿Atsushi-kun? 

 —Lamento decirte que tú tendrás que atenderlo, él dice que no se moverá de aquí hasta que tú lo atiendas… 

Izuku le miró con pánico, entonces murmuró con sus labios temblorosos. —U-una sopa picosa para la mesa número cinco, por favor.

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Sus jades bajaron con nerviosismo a por sobre sus zapatillas rojas, y respiró hondo.

Aquellas escarlatas profundas continuaban con su mirada constante a por sobre su silueta.

Dio los pasos suficientes y en menos de un segundo, ya estaba frente a Bakugou. 

De manera disimulada presionó la libreta entre sus dedos.

No quería continuar con aquel ambiente tan tenso, pero sabía que era prácticamente imposible que eso sucediera, pues bien sabía que el rubio ceniza en esos momentos estaba realmente furioso.

¿Por qué? Realmente no lo entendía, si era honesto. Solo pudo intuir la molestia que observó de parte del mayor en cuanto observó el cómo atendía a su ya conocido profesor de ciencias.

Pero estaba cansado y muy nervioso, deseaba que simplemente las cosas se detuvieran aunque fuese por un segundo. Y fue ahí el momento exacto en donde alzó sus jades nerviosas frente a él.

Aunque por dentro sí que estaba molesto consigo mismo.

¿Por qué siempre conseguía ponerle tan nervioso? Era algo simplemente incontrolable para él, pero bien… Al menos ya estaba preparado mentalmente para escuchar al rubio maldecir, quizá golpear la mesa e irse de ahí.

El punto positivo de saber ya a ciencia cierta de quién se trataba, era el hecho de ya conocer perfectamente su carácter algo complejo y difícil de llevar. 

Izuku ya sabía a la perfección el cómo Bakugou reaccionaría.

Bakugou alzó su mirada, con un leve ceño fruncido y con su cabeza apoyada en su mano derecha.

Izuku frunció levemente el ceño, confundido.

Un segundo… ¿él se veía tranquilo?

¿Y los gritos? ¿Y las maldiciones? 

Ni siquiera sabía si eso era bueno o realmente algo muy, muy malo.

Alzó su libreta frente a sus jades y posicionó su lápiz frente a ésta.

—Katsuki-san… —habló de pronto Izuku con un toque de nerviosismo. — ¿Qué es lo que pedirá? —inquiere abriendo su libreta.

Bakugou lanzó un bufido bajo, girando su rostro hacia uno de sus lados.

Aparentemente se veía bastante ofendido, mas lo que sorprendió al pecoso fue su reacción tan tranquila y poco común en él.

En serio, ¿qué era lo que estaba sucediendo?

—Hasta que llegas, idiota. —Soltó Bakugou clavando sus escarlatas sobre él de manera neutral. —Ya me estaba cansando de tanto esperar.

¿Dónde quedaron las maldiciones, el ya común chasquido de lengua y sus quejas?

¿Por qué Katsuki-san estaba actuando tan tranquilamente?

Sus jades por un instante brillaron en cuanto vió como Bakugou le sonreía de manera corta y sutil.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ On viuen les histories. Descobreix ara