Capítulo 35

17.4K 2.7K 3.6K
                                    


¦Ron¦

.
.
.
.

Habían pasado unas horas luego del partido y ambos estaban con sus rostros enrojecidos por el alcohol. 

Estaban tan borrachos que ya casi veían doble. 

—Este ron está jodidamente bueno. —soltó Bakugou estirado en el sofá, bebiendo el sexto vaso de licor. 

— ¡Por los Búfalos, maldita sea! —exclamó Kenjirou. 

—Por los jodidos Búfalos, que hicieron mierda a las malditas Panteras. —soltó Bakugou, bebiendo el contenido del vaso rápidamente al igual que Kenjirou. 

—Ahhh… —soltó el pelirrojo. —Hombre, estoy muy borracho. 

—Y yo. —murmuró Bakugou con su rostro enrojecido. —No siento las malditas piernas. —soltó divertido. 

—Yo los brazos, ahora como mierdas me iré a casa a dormir. —soltó Kenjirou con una enorme risa, acabando por suspirar alegremente. 

Luego, hubieron unos segundos de silencio. 

Y entonces, un cigarrillo se encendió. 

—Hermano, ¿qué demonios te sucede? —preguntó Kenjirou de manera repentina, centrado en su cigarrillo. 

La verdad era que la visita de Kenjirou era por un propósito, y no precisamente el de ver un partido.

— ¿Hah? —soltó Bakugou, comiendo un trozo de pizza a duras penas. 

Kenjirou soltó un suspiro. 
—No soy imbécil, Bakugou. —respondió. —Te conozco, últimamente has estado raro. 

Bakugou alzó una ceja. — ¿Raro porqué? 

Kenjirou le observó con seriedad. —Ya dime la verdad, somos amigos. 

Bakugou azotó su nuca contra el respaldo del sofá, cansado. 
— ¿Por qué demonios debería hablar ese maldito tema contigo? 

Kenjirou le sonrió de manera preocupada. —Porque lo necesitas. —soltó. —Escucha, a mi me da igual si no me cuentas una mierda pero… M️irate.

Bakugou le miró confundido, entonces intentó mirarse desde la pantalla de su teléfono. — ¿Que tengo? 

—Estas ojeroso y ya ni comes como antes. Solo bebes y bebes. —murmuró, recordando el refrigerador vacío de alimentos y solo con cervezas. —Además estás distanciandote, ya ni respondes mis mensajes y llamadas, parecería que ahora mismo solo quieres estar solo. 

Bakugou soltó un suspiro. — ¿Y qué si quiero estar jodidamente solo? Esa mierda a ti no te incumbe. 

—Tú no eras así, Bakugou. —gruñó Kenjirou, molesto. —Y si no confías en alguien para que te pueda ayudar, seguirás sucumbido en la mierda. 

— ¡NADIE ME PUEDE AYUDAR, ¿ESTA BIEN?! —exclamó Bakugou con su ceño fruncido, perdiendo la paciencia. 

— ¿¡POR QUÉ DEMONIOS TE CIERRAS TANTO!? —exclamó Kenjirou de vuelta, lanzándose en contra él con furia. 

— ¿¡POR QUÉ TE TIENEN QUE IMPORTAR LAS MIERDAS QUE A MI ME PASAN!? —exclamó Bakugou de vuelta, tomándolo del cuello de la camisa con furia. 

— ¡¡PORQUE SOY TU MALDITO AMIGO, IMBÉCIL!! —exclamó Kenjirou, azotandolo contra el suelo para caer sobre él. — ¿¡CREES QUE CON ESA ACTITUD DE MIERDA, CERRANDOTE ANTE TUS PROPIOS SENTIMIENTOS Y PROBLEMAS, FINGIENDO SER FUERTE, PODRÍAS CONSEGUIR ALGO!? —exclamó, con sus ojos furiosos y preocupados. — ¡PUES TE TENGO MALAS NOTICIAS, BAKUGOU, SOLO ESTÁS CONSIGUIENDO HUNDIRTE COMO UN MALDITO COBARDE, PORQUE TEMES CONTAR TUS PROBLEMAS POR MIEDO A QUE TE HAGAN MÁS DAÑO DEL QUE YA SIENTES!

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Où les histoires vivent. Découvrez maintenant