Capítulo 21-22

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El viejo se apartó de ellos y manipuló los instrumentos del complicado polígono, que emitió una extraña luz y a continuación la canalizó fuera de la esfera.

Diez minutos después, cuarenta individuos fueron entrando poco a poco a la esfera, mientras se acomodan en los escaños con una precisión bastante asombrosa.

Caleb distinguía hombres y mujeres, viejos y jóvenes, de todas las razas posibles. El último en entrar fue un hombre joven de cabello oscuro y rasgos afilados.
Caleb pareció reconocer al hombre.

-¡Rachel!-dijo, mientras corría hasta donde se encontraba la joven.

-¡Papá!-le respondió, mientras corría y se fundían en un cálido abrazo.

-Querida, la angustia casi me mata, cuando perdimos contacto.

-Lo sé papá, lo sé. Pero también tuve una buena razón, lo encontré.

-¡Lo encontraste! No es posible, ¡contra todo pronóstico!
¿Qué ocurre Rachel?-le preguntó al ver que lágrimas salían de sus ojos.

-Es Bernard papá, lo capturó la Mano.

Caleb ahora veía el parecido, Bernard era el hermano del padre del Rachel.

-Bernard...hallaremos la forma de rescatarlo. No te preocupes.

-Alaric. -le dijo el Inquisidor.

-Sí, Inquisidor. -respondió, mientras se separaba de su hija y se dirigía al centro de la esfera, a la diestra del Inquisidor.

Caleb palpó una vez más el pequeño objeto de metal, claramente nervioso.

-Honorables miembros del Cónclave, honorable Inquisidor de la Biblioteca. -comenzó Alaric.-Hoy, nos disponemos a celebrar este consejo para decidir sobre asuntos concernientes a nuestro santuario y a nuestro futuro. Preside el honorable Inquisidor. -puntualizó, retirándose a su lugar en los escaños, pero sin dejar de clavar su mirada en Rachel.

-Hace tiempo, nuestros ancestros dominaban este mundo desde la superficie. -comenzó el anciano, adoptando un aire de superioridad. -Todo era perfecto y hermoso, con la población relativamente baja, nos hallábamos en armonía con la naturaleza.

"Sin embargo, todo eso cambió con el Gran Descubrimiento. La Humanidad ahora sabía que podía obtener grandes cantidades de energía con la quema de combustibles.

Se comenzó a explotar el carbón mineral, quemándolo poco a poco, consumiendo la limitada cantidad que había en las minas. A costa de sangre e incontables vidas de nuestros mineros, se excavaba cada vez más profundo y se obtenía cada vez menos carbón.

Nuestros padres decidieron confiar enteramente en el carbón y no buscar alternativas a la inminente, pero aún lejana falta de energía que se avecinaba.

Se innovó, la tecnología evolucionó dramáticamente, perfeccionándose cada día.

Pero finalmente, tras décadas y décadas de consumir, el carbón sencillamente se agotó.

El enorme imperio que nuestros padres habían creado, se hallaba de pronto sin un sostén.

Poco tiempo tuvieron para buscar un sustituto. La necesidad de energía los obligó a quemar lo que fuera posible, con tal de mantener encendidos los motores que suplían prácticamente cualquier necesidad que se presentaba.

Pero finalmente, sumidos en la desesperación, la humanidad descubrió la fuente máxima de energía, algo de lo que nosotros conocemos poco, pero que simplemente en los registros se le denomina "el Milagro".

El Milagro revivió la cultura, la economía, política, ciencia, religión, ¡todo! Pero fuimos codiciosos y las siempre presentes disputas fueron la base de la construcción de armas. Armas que tomaron lo mejor del Milagro y lo corrompieron, deformándolo hasta hacerlo irreconocible.

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