CAPÍTULO 4

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Caleb maniobraba entre las nubes de tormenta, sin poderse librar de los piratas. El timón chirriaba con cada movimiento y el sudor escurría de sus manos a los instrumentos, empapándolos poco a poco.

¡Toc! ¡Toc!

Caleb se sorprendió por escuchar tal sonido, estaba sólo en esa pequeña nave.

¡Toc! ¡Toc!

El sonido venía de una ventana a su izquierda, tomó el rifle amarrado a su espalda y quitó el cerrojo que le permitiría disparar a cualquier amenaza.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Caleb abrió la ventanilla, dejando entrar una ráfaga de aire frío y gotas de lluvia, pero quedó perplejo cuando un intruso entró de improviso y lo derribo con una fuerte patada, dejando caer su arma.

Caleb no perdió tiempo, sabía pelear y se defendería de cualquier amenaza, por lo que se puso de pie con un rápido salto y encaró a su misterioso atacante.

Se miraron sin decir palabra, frente a frente, en posición de combate. Caleb pudo ver que su contrincante era una joven de cabello rojo, profundos ojos cafés y una mirada inquisitiva.

-¿Quién eres?—preguntó ella, dejando escapar una dulce, pero firme voz.

-¿Por qué debería contestarte, pirata?—le respondió, mientras buscaba su rifle con la mirada.

-¿Parezco uno de esos animales? Vamos, no quiero robar nada, me escape de allí—dijo, con un rastro de sarcasmo en su voz.

Un fuerte sonido interrumpió su conversación, Caleb rápidamente miró por la ventanilla a tiempo de ver a los corsarios, reanudando sus disparos.

Corrió al timón, recogió el arma en el camino y se la colgó de nuevo en la espalda.

Rachel lo siguió de cerca.

-Te ayudo, vamos. —dijo.

-Bien, se me ocurre un plan, baja al nivel inferior y busca un rifle, más largo que el que tengo aquí—le respondió Caleb, sin mirar hacia atrás.

Rachel bajó lo más rápido que pudo por la escalerilla. El nivel inferior era, básicamente, el cuarto de la caldera y bodega de la nave.

Pronto encontró el armario de las armas. Tomó uno de los pocos que tenía allí, era largo y tenía una bella mirilla, quitó el cerrojo y comprobó el buen estado del arma. Luego subió.

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