CAPÍTULO 27

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Espero que hayan disfrutado de los tres capítulos publicados :), hasta la otra!

A primera hora de la mañana del primer día de Lafe como miembro oficial de la Mano Negra, un pequeño dirigible aparcó en el Mensajero.

La primera tarea de Lafe era recibirlos, cuatro hombres descendieron, todos miembros de la Mano Negra, hombres rudos y de sangre fría. Pero uno de ellos iba casi a rastras, esposado y con la cabeza cubierta, dos lo sostenían para evitar que cayera.

Le encomendaron llevarlo a una sala completamente hermética, donde recibirían al misterioso hombre encapuchado.

Entraron y cerraron la puerta, donde había otros dos individuos.

Sentaron al prisionero y lo desposaron, no luchó por liberarse, pero rápidamente lo ataron a la silla.

Luego le quitaron la capucha, era un hombre joven y aparecía golpeado y sucio. Luego levantó el rostro y clavó los ojos color miel en Lafe, luego observó al resto de sus captores.

-¿De verdad eran necesarios tantos hombres? Me siento halagado. —expresó por primera vez.

El que tenía a su derecha lo golpeó en el estómago.

-Venga, ¿ya empezamos con los golpes otra vez? Pensé que habíamos hecho un trato. —dijo el hombre, faltó de aire y con una mueca de dolor.

Recibió otro en el mismo lugar, tosió y ahora si se estremeció. El que lo golpeó parecía estar a cargo.

-Ese si dolió.

-¡Silencio! Sólo responderás cuando se te hable.

-Lamento interrumpirlo, ¿pero quién es este hombre?—preguntó Lafe, acercándose un poco.

El sujeto a cargo lo miró con rabia por interponerse.

-Bernard Guiles, uno de los asquerosos Bibliotecarios. Ayudó a escapar a uno de nuestros blancos. —le espetó en la cara. Bernard volvió a mirar a Lafe a los ojos y un escalofrío le recorrió la espalda.

-¿A dónde se fueron?—preguntó el sujeto a cargo, dándole la espalda a Lafe.

-No lo sé, se perdieron después de que ustedes incendiaran la taberna de aquél buen hombre. Su cerveza era de lo mejor.

Aquello le hizo merecedor de otro castigo.

-Podemos hacerlo fácil o difícil. Tú decides, ¿crees que tu vida me importa?—dijo, haciendo una seña a otro de los subordinados.

Este sacó una pistola y la colocó en la frente de Bernard.

-Anda, dispárame y acaba con esto.

-Estoy tentado a hacerlo. ¿Qué llevaba la chica?

-Un secreto, allí tienes tu respuesta.

-Bien, si así lo quieres. —el hombre volvió a hacer la seña y al instante lo desposaron y se lo llevaron.

Al salir, el sujeto se fijó de nuevo en Lafe.

-Pon atención novato, esto es lo que pasa con nuestros enemigos. —luego se lo llevaron a un nivel más profundo. Probablemente a torturarlo con la soledad y el hambre.


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