CAPÍTULO 13

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"¡Hola! Aquí está el nuevo capítulo (disculpen la tardanza), muchas gracias a todos por los 700 leídos, significa mucho para mi. :D"

Lafe Smallhorn se hallaba en la cocina de El Mensajero, la nave insignia de Lord Danaguer Bathorn. El Maestro Cocinero le había encomendado llevar el té de la tarde al mismísimo señor, dado que se hallaba demasiado ocupado. Para aumentar su nerviosismo, iría acompañado del Almirante Eldon Blakeney, líder militar y brazo derecho del lord.

Lafe no se consideraba especialmente bien parecido, de cabello oscuro y revuelto, proveniente de las clases bajas en Neápolis; su familia, carente de recursos, lo mandó a servir al señor de la ciudad y fue asignado a la servidumbre de El Mensajero, considerado un honor para algunos y una vergüenza para otros.

Al seleccionar pupilos, el Maestro Cocinero, un regordete y bonachón hombre, se interesó en su particular habilidad con los dedos, largos y delgados, así como su facilidad para aprender. Vislumbró futuro en él, le otorgó un puesto de autoridad en la Cocina de la nave y le dio poder sobre el resto de sus subordinados. Sería su pupilo personal.

Ahora, vería a Lord Bathorn cara a cara por primera vez. Le dieron una finísima bandeja de plata, con cubiertos de oro puro y una delicada porcelana asiática, donde humeaba un olor dulzón a té de frutas. Unos deliciosos pastelillos cubiertos de azúcar y rellenos de una jalea dulce de fresa complementaban la merienda.

Se decía que Bathorn poseía un gusto refinado en cuestiones gastronómicas, así como un paladar exquisito para los dulces.

Lafe caminó fuera de la enorme cocina, llegando a la enorme cubierta principal, los enseres temblaban debido a su nerviosismo y sentía un extraño nudo en el estómago.

El Mensajero era enorme, cinco niveles colocadas uno encima de otro, suficiente para demostrar el inmenso poder y magnificencia del régimen.

La tripulación podía considerarse una pequeña ciudad, Guardias, Agricultores, Militares y Servidumbre se agolpaba en los largos viajes.

La aeronave recorría enormes distancias llevando el mensaje de paz y esperanza de Bathorn; cada ciudad independiente era visitada e invitada al Protectorado de Neápolis.

Era muy común que las ciudades se agruparan bajo un gobierno común que les permitiera defenderse ante un ataque o comerciar sin molestos aranceles.

El Protectorado de Neápolis había aumentado en tamaño gracias a la influencia de los Bathorn. Ahora, Danaguer Bathorn continuaba con el legado de su familia.

Lafe avanzó hasta donde se hallaba Eldon Blakeney, un caballero vestido con un adornado uniforme militar azul oscuro. Era rubio, con una barba corta que recorría su rostro y bastante joven para ostentar un cargo tan importante.

Se mostraba sereno al lado de algunos guardias vestidos de negro y rojo, conversaban.

Lafe se acercó a ellos con respeto y admiración, vestido con el traje blanco de la cocina, Eldon Blakeney percibió su presencia.

-¡Ah, allí estas!-le dijo con una voz amable, pero con autoridad. -Andando, el Lord es algo impaciente.

Dos Guardias Honorarios, ataviados de negro y armados con lanzas bellamente adornadas se colocaron detrás de él y comenzaron a escoltarlo.

Descendieron por escaleras y más escaleras, a lo largo de cubiertas, bodegas y camarotes.

Llegaron a un angosto pasillo pobremente iluminado que finalizaba en una pequeña puerta de metal resguardada por otros dos guardias. Lafe tenía cada vez más miedo, aún mantenía sujeta la bandeja con manos temblorosas.

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