CAPÍTULO 17

336 26 4
                                    

¡Primer Capítulo de 2015! Mi propósito es terminar antes de Junio, así que hay que apretar el paso! Y ya estamos cerca de los 2K leídos, gracias! Hasta la otra!

-Allí está.-dijo Rachel, mirando por la ventanilla.

Caleb despertó y se hizo cargo del timón.

Una capa de nubes blancas dejaba entrever un solitario pico montañoso cubierto de una fina capa de nieve.

Caleb no pudo evitar soltar una lágrima ante la belleza de la montaña.

-Desciende lentamente.-le ordenó Rachel. Caleb obedeció y comenzó a volar en círculos, bajando poco a poco.

-¿Qué tan cerca estamos ya?

-Lo suficiente-le respondió sin dejar de observar la ventanilla.

Caleb se internó en la capa de nubes, ansioso porque sería la primera vez que vería un asentamiento estable e inamovible, quizá el último que quedaba.

Quedó asombrado.

Cuando por fin salió de la capa de nubes, el Sol iluminaba la montaña de lleno. Una gran caverna se hallaba excavada en la piedra grisácea, desde donde se podía observar un bullicioso puerto.

Cerca del borde, enormes estructuras que colgaban al vacío, servían como atracaderos.

Vio varias hermosas goletas, rápidas y al parecer recién pintadas. Un par de buques de guerra aguardaban también.

-¿Por qué no tienen bandera o símbolo con el Águila?-preguntó Caleb, al ver que no poseían ningún distintivo.

-La Biblioteca no debe convertirse en objeto de codicia de nadie, por eso debe permanecer oculta.-puntualizó Rachel, cerrando la conversación.

Caleb decidió acercarse un poco, manipulando los instrumentos con cuidado; trataba de identificarse como inofensivo, los Centinelas aún podían responder con disparos. Una bengala verde surcó el aire.

-Puedes acercarte, te han dado acceso.-le mencionó Rachel.

Caleb descendió y aparcó junto a dos inmensas fragatas, sintiéndose intimidado y empequeñecido. Apagó los motores y se aseguró de que su arma estuviera en el cinturón, junto a la esfera que lo trajo aquí.

Extendió la escalerilla y se descolgó, descendiendo finalmente a la estructura del puerto. Se llevó una sorpresa, varios hombres aguardaban, ataviados con una reluciente y ligera armadura dorado oscuro y capas azules, apuntándole con armas de fuego de aspecto moderno y amenazador. El símbolo del águila resaltaba en sus petos, así como el bello diseño, también dorado, bordado en las capas. Su cabeza completamente descubierta. Caleb alzó las manos instintivamente, pensando en el revólver que tenía en la cintura.

Una mujer de tez morena y cabello oscuro se acercó, su presencia emanaba autoridad, serenidad y una belleza terrible. Desenvainó una espada y apuntó al pecho de Caleb.

-Identifícate. -le ordenó con una voz áspera, pero limpia y firme; su rostro se mostraba inmutable mientras sus ojos se clavaban en los suyos.

-Caleb, capitán y piloto del Charlie Blue, leal a ninguno.

-¿Cómo llegaste a la Biblioteca?

-Yo lo traje-gritó Rachel, mientras se descolgaba de la escalerilla y aterrizaba junto a Caleb. -Es jurisdicción del Cónclave, Kyra. -terminó de decir, interponiéndose entre la mujer, identificada como Kyra, y Caleb.

La chica guardó la espada y miró a ambos con un gesto agresivo, se apartó, pero sus músculos aún permanecían tensos y alertas.

-Son tiempos peligrosos Rachel. La Mano se vuelve cada vez más curiosa, y la curiosidad puede ser un gran peligro.
Síganme.

Kyra los condujo dentro de la inmensa caverna, escoltados por la comitiva de Centinelas.

-No te separes Caleb, los forasteros no inspiran mucha confianza por aquí-le susurró Rachel, al oído.

Subieron algunos peldaños tallados en la roca y ante sus ojos se abrió la maravillosa escena de una bulliciosa ciudad que se movía a sus pies. Un gigantesco agujero natural irradiaba luz solar desde el techo.

-Bienvenidos al Recinto. -les mencionó Kyra desde el frente de la formación. Descendieron nuevamente hasta un enorme arco tallado en la roca, resguardado por dos miembros de los Centinelas.

Mientras pasaban, saludaron a Kyra, ésta les devolvió el saludo.

-¿Prisioneros, capitana?-preguntó uno de ellos.

-Lamentablemente no, jurisdicción del Cónclave. -respondió igual de fría que antes.

-¿La conoces?-susurró Caleb.
-Sí, desde hace mucho tiempo. Podrá parecer dura, pero es leal y puedes confiar en ella, igual que conmigo.-le respondió Rachel.
-Vaya que las dos están hechas unas fieras.-comentó Caleb para si, sonriendo mientras recordaba como Rachel casi lo mataba y ahora Kyra intentaba lo mismo.

Atravesaron el arco y la ciudad comenzaba unos pocos metros más allá. Kyra hizo un ademán y toda la comitiva paró. Luego dio instrucciones a un par de ellos y se retiraron a toda prisa.

Luego se volteó hacia sus acompañantes. Sonrió.

-Iremos en coche, la ciudad es muy grande.

Algunos minutos después, tres coches bastante modernos aparecieron, tirados por varios caballos mecánicos. El símbolo del águila de nuevo se hallaba pintado en la portezuela.

Ubicó a dos hombres en un coche, ella viajaría en el de en medio con Caleb y Rachel, otros dos hombres cerrarían la marcha detrás.

-Nos dirigiremos a la Biblioteca. Adentro todos. -ordenó. Luego, comenzaron a moverse rápidamente por las calles de la ciudad.

-Bien, bien. Ahora si estamos solos. Disculpen las formalidades. -se disculpó con un tono de voz distinto, pero sin dejar de lado su firmeza y autoridad. -Debo ser firme ante los hombres que comando.

La siguiente media hora se fue en descripciones de la ciudad, que servía como el centro de la vida en la Biblioteca. Aquí habitaban todos, Centinelas, Científicos y la población en general.

Comúnmente la vida era feliz, cultivaban en campos cerca del borde oriental de la ciudad, donde la luz y la lluvia entraban más directamente por el agujero que servía como un gigantesco tragaluz.

El coche anduvo otro poco hasta detenerse en el centro mismo. Los guardias que iban en el vehículo delantero se acercaron y abrieron las portezuelas. Habían llegado.

SKYLANDWhere stories live. Discover now