CAPÍTULO 19

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¡Lo prometido es deuda! 3K- 3 Capítulos!! :)
Hoy Cap. 19, mañana sabremos que pasará con Caleb, Rachel y Kyra, el misterio de la Biblioteca finalmente revelado. ¡Esperen el Cap. 20!

-Muy bien, de nuevo. Si tenemos que el ángulo de inclinación es...

-Basta ya profesor, hemos repasado ese ejercicio docenas de veces. -reclamó Lafe, mientras jugueteaba con el lápiz, víctima de la aberración.

-¡Es necesario!-le reprendió el profesor Frobisher.

Lafe llevaba dos meses siendo educado por el profesor Frobisher, desde que Bathorn sorpresivamente lo asignó al científico Navegante.

Sin embargo, aunque recibía instrucción adicional, seguía sin descuidar sus deberes en la cocina.

Esa tarde se hallaban en el estudio personal del profesor, estudiando fórmulas de navegación en el aire.

-Supongo que te hará falta un incentivo para terminar la ecuación. -exclamó de pronto, haciendo un suspiro de resignación.

-¿De qué habla, profesor?

-Vamos, hay algo que tengo que mostrarte. -le respondió, acomodándose las gafas y saliendo del estudio.

Lo guió hasta una zona que Lafe no había explorado, la militar. Allí se alojaban los guardias, soldados y pilotos, así como las naves, e incluso se encontraba una goleta completamente armada y funcional.

El sonido del metal siendo martillado llegaba hasta sus oídos, al parecer lo guiaba a los astilleros, donde herreros y metalúrgicos trabajaban incansablemente con la materia prima.

-Estos últimos meses hemos estado desarrollando e invirtiendo recursos en algo que te podría interesar, obviamente para servir a los intereses de Neápolis. Lord Bathorn creyó que tú podías ser nuestro primer piloto.
-¿Voy a pilotar una nave?
-Ahora verás.

El fuerte aroma a cabello quemado, sudor y chispas flotaba en el aire. Hombres manchados de hollín calentaban grandes hornos, acarreaban materiales, soldaban y golpeaban planchas de metal fuertemente con grandes mazos. Había un contraste con la ropa limpia y la cara aseada del profesor y Lafe.

-¡Bajadla!-ordenó el profesor.

Dos hombres corrieron a una palanca, accionando una polea que hizo descender varias cadenas. Sujetaban un objeto cubierto con una lona, cuando se depositó en el suelo, los dos individuos tomaron ambos extremos de la tela y la levantaron, dejando al descubierto un brillante cilindro plateado con una hélice ubicada en la parte delantera, así como un alerón trasero y un compartimiento para un piloto. Tenía por lo menos cuatro metros de largo y uno de ancho.
Lafe quedó pasmado ante el aparente vehículo.

-Adelante. -le instó el profesor al chico.

Lafe se acercó y suavemente tocó el metal plateado , deslizando la mano y admirando su poder y delicadeza.

-Su nombre oficial es muy largo, preferimos decirle Lanzadera. Un nuevo tipo de vehículo, más rápido que la nave de intercepción común de diseño tipo dirigible y completamente maniobrable. Pero también eso la hace completamente dependiente de una plataforma o nave de mayor tamaño. Por eso el apodo de Lanzadera.

-Es preciosa. Pero tengo una pregunta ¿Por qué yo?

-Bathorn me dijo que percibió algo en ti, que eres diferente. Con la curiosidad y las ganas de aprender de un niño, pero la tranquilidad de un adulto. Eso te hacía apto para aprender algo que nadie más ha hecho antes.

Lafe estaba a punto de subirse al asiento cuando un carraspeo lo interrumpió.

-Aún no está terminado, y tú tampoco estás listo. Andando, debemos repasar el ejercicio de nuevo.

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