· O n c e ·

69.1K 6.9K 3.2K
                                    


Escribí a las chicas nada más levantarme al día siguiente, después de que Angelo me pasara la clave de wifi

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Escribí a las chicas nada más levantarme al día siguiente, después de que Angelo me pasara la clave de wifi.

Les había prometido mantenerlas al tanto de cualquier cosa que sucediera en Italia nada más enterarme del viaje, pero todo había sido tan rápido desde mi llegada: ver a Jax, conocer a la familia de Tony, los olores, los sabores, el jet lag...

Apenas les había puesto un par de mensajes, pero nunca les informé de todo lo que estaba pasando en realidad. Por eso aquella mañana, al despertar y sin dolor de cabeza por una vez, decidí que era el momento.

Sus mensajes tras resumir aquellos dos días no se hicieron esperar.


HEEIJIN: Tienes que quedarte todo el verano. Yo lo veo. Pero solo si tú también estás a gusto.


CARLA: FOTO. MANDA FOTO DEL MUSCULITOS ITALIANO YA. NO SÉ POR QUÉ ESTÁS TARDANDO TANTO, DE HECHO.


ISABELLA: ¿Y Jax? ¿Estás bien con él allí?


Cada una de ellas estaba pendiente de algo diferente. Eran así, y las quería por eso.

Estuvimos mandándonos unos cuantos mensajes más, lo que era un logro porque ellas estaban a punto de irse a dormir. Y aún así disponibles.

Mis amigas eran las mejores.

Después, cuando la luz del sol se hizo más fuerte, decidí salir de la cama y comenzar el día. No sabía si mi tía y Tony estarían despiertos. Tampoco el plan de aquel día.

Todavía no les había dicho de mi idea de quedarme más tiempo, y no sabía cuándo planteárselo. Por lo pronto, ellos seguirían en su especie de luna de miel, conociendo el pueblo, y pronto iríamos por fin a Roma.

Me mataba saber que estaba a media hora en coche de Roma, y todavía no había podido ir. Pero también entendía que no debía protestar.

Ni Tony ni tía Jenna tenían la obligación de llevarme por Italia con ellos. Solamente debía disfrutar.

Pensé en meterme a la ducha antes de salir fuera de la habitación, pero mi estómago rugía por hambre. ¡Y mira que había cenado muy bien la noche anterior! Pero Italia era especial.

Cerré la puerta de mi habitación y me decidí a bajar hacia la cocina, con el estómago todavía gruñendo. Me preguntaba si tendrían cereales de los que me gustaban, o qué desayunarían los italianos.

Estaba sumida en mis pensamientos cuando de pronto, en medio del pasillo, una puerta se abrió.

Y lo hizo tan rápido, y yo iba tan sumamente dormida, que no la vi venir.

Una Perfecta Oportunidad © 30/03/2023 EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora