· T r e i n t a & D o s ·

65.4K 5.9K 2.1K
                                    


Durante los siguientes días Jax y yo comenzamos una especie de rutina en la que nos lanzábamos miradas indiscretas cada vez que coincidíamos en la misma habitación con más gente, de besos robados en el pasillo y momentos a solas en el garaje

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Durante los siguientes días Jax y yo comenzamos una especie de rutina en la que nos lanzábamos miradas indiscretas cada vez que coincidíamos en la misma habitación con más gente, de besos robados en el pasillo y momentos a solas en el garaje.

No habíamos hablado realmente sobre cómo llevar aquella extraña relación que habíamos comenzado, si es que podía llamarse así, pero una cosa parecía clara para ambos: nadie debía enterarse.

Apenas podía imaginar lo que su padre y mi tía dirían, después de lo mala que fue nuestra no-ruptura (por no ser pareja) semanas atrás. Lo mismo con mis amigas. O la Nonna y sus primas, que parecían bastante pendientes de nuestros movimientos. Por no mencionar a Angelo y Chiara, que se habían convertido en muy buenos amigos... mientras él intentaba seguir avanzando conmigo y Chiara no parecía perder la oportunidad con Jax.

Sin embargo una parte de mí, la que era consciente de los pocos días que quedaban hasta que tuviese que volverme definitivamente a casa, no quería perderse el poder pasar tiempo con él.

Estábamos desayunando Angelo, las primas pequeñas, Jax y yo juntos en la cocina planeando la semana cuando Jax comentó que no trabajaría mucho porque habían contratado a una nueva persona que se quedaría durante el resto del año en el restaurante.

Realmente él no ganaba mucho. Iba para aprender, aunque en parte enseñaba sus recetas también, y el jefe estaba tan contento que le daba muchos días libres entre semana.

—¿Entonces te vendrás a la playa con nosotros? —Respondió Angelo, hundiendo una magdalena en su leche chocolateada—. Hemos quedado con Chiara en media hora.

Jax se encogió de hombros. Sin embargo, por debajo de la mesa su pie chocó contra el mío. Estábamos sentados hombro contra hombro, con Angelo y sus primas en frente.

Me atraganté con un trozo de galleta cuando el pie de Jax se movió hacia arriba, acariciando mi pantorrilla.

—Seguro, a ver si así tomo un poco el sol—respondió como si no le importase lo más mínimo.

Por encima de mi hombro observé sus brazos destapados. La piel tenía un tono acaramelado envidiable. Un repentino pensamiento de pasar la lengua por ella asoló mi cabeza, pero rápidamente lo aparté.

Estábamos acompañados.

—Nosotras también queremos ir —reclamo Sofía, con voz alta.

A su lado Gaia asintió con la cabeza.

Angelo se volvió hacia ellas con el ceño fruncido.

—Ni hablar. No somos vuestros niñeros. Id con vuestros amigos.

Ellas empezaron a protestar, pero antes de que pudiera participar para convencer a Angelo, una mano se posó sobre mi muslo.

Tragué saliva y dirigí los ojos hacia Jax, que sonreía tranquilamente mientras tomaba el café... con la otra mano.

Una Perfecta Oportunidad © 30/03/2023 EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora