· T r e i n t a & S i e t e ·

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El olor dulzón a comida invadió todos y cada uno de mis sentidos mientras Jax se aproximaba hacia mí

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El olor dulzón a comida invadió todos y cada uno de mis sentidos mientras Jax se aproximaba hacia mí. Estaba usando un uniforme blanco de dos piezas, manchado de comida y salsa de tomate por diversos lados.

Su cabello se rizaba sobre las orejas y la frente, pegándose a la piel húmeda del sudor. Tenía las mejillas encendidas y los ojos brillantes, mostrando cansancio. Y aún así...

Aún así quería comérmelo con cada parte de mi cuerpo.

¡Céntrate, Olivia!

—¿Qué haces aquí? —Pregunté.

Llevé una mirada rápida a la puerta cerrada. Había puesto el pestillo.

—Chiara me avisó —replicó.

Mis ojos volvieron en seguida a él. Di un paso hacia atrás hasta que mi espalda chocó contra la repisa del lavamos, lo que era fácil porque no me quedaba mucho espacio de maniobra.

Y difícil, porque solo quería lanzarme contra él. ¡Malditas hormonas! Eran traicioneras.

—¿Te avisó de que estaba en el baño? —Repetí.

Apretó los labios, logrando que me fijara en especial en esa parte de su rostro.

—Eso es, y Luca lo confirmó.

Alcé las manos hasta posarlas sobre sus antebrazos. En un principio mi idea era frenarle, pero... Al final apreté los dedos en sus músculos y tiré un poco de él hacia mí.

—¿Quién es Luca? —Pregunté, regresando la mirada a sus ojos.

Jax sonreía.

—El camarero que os ha atendido.

Antes de que pudiera protestar o decirle que se fuera, sus manos atraparon mi cintura y me agarraron para subirme sobre la repisa del lavamos. Ahogué la sorpresa al sentir el frío de las gotas de agua que habían salpicado todo sobre mi trasero, pero el cuerpo de Jax invadiendo el espacio entre mis piernas me sobrepasó.

Estábamos en un lugar público. En su puesto de trabajo. ¿O no se daba cuenta?

Quizás sí lo hacía, y eso es lo que volvía la situación tan excitante...

Pero, ¡Olivia!

La electricidad comenzó a correr por mi cuerpo al sentir cómo se aproximaba a mí.

Sus dedos se suavizaron sobre mis caderas y comenzaron a moverse un poco más abajo, acariciando cada curva de mi piel sobre la tela del vestido mientras sus labios me tentaban a apenas unos centímetros de distancia.

Me faltaba el aire.

—¿Estás ignorando mis mensajes a propósito? —Preguntó.

Mierda.

Una Perfecta Oportunidad © 30/03/2023 EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now