· D o c e ·

69.6K 6.7K 4K
                                    


Apenas vi a mi tía hasta la hora de la comida

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Apenas vi a mi tía hasta la hora de la comida.

No era culpa suya. Angelo apareció por la cocina poco después de que yo dejara de sangrar y me ofreció una clase de natación en la playa. Decía que nada curaba mejor las heridas que el agua de mar.

Ojalá también curase las emocionales...

Porque Jax había desaparecido para antes de que yo pudiese aceptar la oferta de Angelo.

Ese día estuvimos solos en la playa. Volvió a echarme crema solar sobre la piel, preocupado de que me pudiese quemar. Y me tomó la mano mientras entrábamos al agua, esperando a que me acostumbrase a la temperatura.

Podía decir que el día no fue un horror del todo, porque a pesar de tragarme medio mar (¡por lo menos!), conseguí mantenerme flotando sobre la superficie.

Lo de meter la cabeza bajo el agua sin tapar la nariz con los dedos a modo pinza, era un tema a parte.

Me daba igual intentar no respirar bajo el mar, ¡seguía tragando agua!

Y Angelo se reía, pero era una risa tan agradable que no podías enfadarte.

Solo te daban ganas de tirar de sus mejillas... y luego bajar la mano un poco más, a sus abdominales básicamente.

Estábamos tirados en la toalla, secándonos bajo el sol y conversando sobre nuestras vidas, cuando el horror de ese día sucedió.

Angelo me había hablado de sus amigos. Tenía su propio grupo en Roma, pero con Jax y Chiara siempre estaba los veranos. Dejó entrever que, en realidad, estas últimas semanas la relación con ellos parecía un poco más fría, aunque se empeñaba en hacer como si no pasase nada. No sabía cómo abordar el tema, y no le gustaba el drama. Esperaba que, con el tiempo, todo se arreglase.

Además, el verano era su tiempo de desconexión. Estudiaba mucho durante el curso escolar para poder graduarse a tiempo de arquitectura, sacándola año por año.

Después yo le hablé de mi instituto, de cómo no sabía qué estudiar, y de mis amigas...

—Mira, te enseño fotos.

Agarré el teléfono de la mochila, con el brillo subido a tope para poder ver la pantalla. Los dos nos sentamos mejor sobre las toallas y miramos hacia la pantalla. Sin embargo, no tenía muchas fotos en la carpeta de ellas y tampoco acceso a las redes sociales, ya que aún no me habían comprado una tarjeta de datos para usar durante mi estancia en Italia.

—Dame un segundo —le pedí, apretando los labios.

Así que pensé que sería una idea genial meterme en el chat grupal, donde teníamos una foto de las cuatro para representar al grupo.

Lo que no contaba, es que para poder ver la foto, primero tenía que abrir el chat.

Y que lo primero que Angelo vio nada más pulsarlo no fue una foto de mis amigas...

Una Perfecta Oportunidad © 30/03/2023 EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now