Capítulo 100 ✔

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Pov Luis

Estoy sujetado de manos y pies, no puedo hacer ningún movimiento, lo peor es que tengo a alguien tocándome a cada dos segundos.

— Coño déjame de tocar. -se mueve asustado, apretando más las cuerdas.

— ¿Qué es lo que pasa? -suelta la persona de mi lado, trato de reconocer su voz, pero no capto.

Me muevo para adelante para romper la silla o algo, pero nada solo escucho que se queja, llego a agarrar su mano y la araño.

— Pero ¿Qué te pasa? -Ahora sí sé quién es.

—Agustín, estás amarrado en la deriva y te duermes como si no hubiera un mañana.

— Verdad, Noelia, ¿dónde está?

—No creo que esté en peligro

—Pero ¿Qué dices?

—Digo la verdad, de seguro está sentada viéndonos.

—Pero si a mí, a Noelia nos tranquilizaron.

— ¡¿Qué?!

—Sí, Michael, vino con la excusa de que estaba buscando a Ana, para meterse en la casa y tranquilizarnos.

—Yo solo recuerdo caer en los brazos de Ana, nada más no sé si estaba Michael, ni quien coño este.

Intento soltarme, pero por cada movimiento lastimo a Agustín, nos quedamos quietos después de tantos rasguños.

Las horas van pasando y ninguna respuesta de quien nos tenga aquí ya estoy cansando cuando escucho algunos pasos torpes estaban por abrir la puerta cuando empujan de más y se cae uno, si tuviera las manos libres me chocaría la frente por lo torpes que son.

—Bueno, para pedirte que utilices el cerebro si ya vi que no lo tienes.

—Eres cruel Yoshi.

—No, pues el factor del desconocido se fue a la mierda contigo, buen chico, después de todo el espectáculo que cavan de ver, ¿Qué es lo que quieren con las chicas?

—No queremos hacerles nada -terminó diciendo.

— ¿Entonces qué hacen aquí?

—Solo queremos estar con ellas -dice Agustín.

—Veo que esto no funciona, acaso tiene la misma neurona para decir las mismas palabras cursis.

Michael se acerca a nosotros, estaba por actuar cuando es demasiado tarde, caigo en un sueño profundo.

Siento los ojos pesados, demasiados diría yo, ahora si me puedo mover con más facilidad, pero ahora estoy pegado a un metal que no me deja libre, son unas esposas pegadas a la silla que de seguro presionan un botón y te dejan en completa libertad.

—Veo que ya estás despierto, ahora comencemos.

Te haré la misma pregunta, ¿Qué es lo que quieres con Ana?

—Ya te lo dije, solo quiero estar con ella, no quiero nada más.

—Estoy hasta los cojones que me digan eso, pero si lo quieres estar con ella porque la traicionaste y la vendiste al mejor postor.

—No la vendí a nadie, he intentado, está bien, lo admito, en varias ocasiones donde ella me entrega su confianza, pero no pude por eso eh...

Él, tira algo al suelo para callarme, lo miro, me señala que haga silencio, esperamos unos segundos hasta que suspira

—Sé que fuiste tú quien secuestro a Antoni -mi cuerpo comienza a sudar frío- pero no te preocupes, esto no va a saber Ana ni nadie solo queda aquí, miras ese rincón de haya una cámara que ahora no funciona, si Ana intenta averiguar no va a salir nada de esta conversación. -Asiento más tranquilo.

—Sé que no merezco tomar venganza con mis manos, pero no podía ver a Ana, llorar esas lágrimas que votaba, no valía la pena que fueran por él.

— ¿Y por ti sí?

—Tampoco, pero yo si la amo, no busco nada, solo estar con ella.

—No te culpo ni nada, yo haría lo mismo, solo que no sabía nada de lo que estaba pasando aquí, yo lo hubiera tenido un año en mis manos, pero ese no es el tema principal -suspira para continuar.

Ahora que estamos en confianza, no quiero que me digas, le vas a dar el cielo y la luna o todos los planetas que quieras solo tengo dos opciones, tú sabrás qué opción escoger.

Como miras estamos en un almacén y por el sonido debes saber dónde estás, ¿verdad? -asiento, estaba por hablar, pero la manija de la puerta va subiendo enseñando el jet que está al frente mío.

Bien, la primera puedes subirte a ese jet el cual adentro está un maletín lleno de dinero más un pasaporte es con un destino ya apto, después de haya tú decides a qué país te largas, pero no te quiero en el mismo país, continentes que Ana, tienes un planeta entero.

Pero la segunda es quedarte aquí y protegerla a ella por lo que vale tu vida o yo mismo acabaré contigo, me escuchaste.

Listo esas son mis dos opciones, piénsalo tienes unas dos horas para pensarlo bien ah toma tranquila son solo galletas y agua por el hambre.

Rompe el empaque sacando una para comérsela, al terminar todo sale por donde entró, liberando las esposas.

Lo primero que hago es levantarme e ir afuera para orinar, me demoro unos segundos para ingresar a comer las galletas que dejó.

Estoy más seguro en quedarme, pero que pasa cuando acabe las dos horas, este chico esté loco, pero cuida bien de Ana, mi mente me dice que me tengo que ir y dejarle libre, pero también ella me dijo que no quiere libertad, solo quiere algo seguro y eso quiero darle.

No sé qué decisión tomar la que me dice la mente de dejarla en paz o quedarme y estar con ella toda mi vida solo con ella.

En lo que me convertistes【En edición】Where stories live. Discover now