Capítulo 10 ✔

5K 287 11
                                    

Pov. Ana

Damos un brinco al escuchar su voz, caigo por el susto.

Al verlo no saber qué hacer si ayudarme o taparse, porque siempre me tocan unos idiotas, me levanto con el dolor para cubrirlo.

— ¿Q... Que? -tartamudea cuando me pongo delante de él.

—Quédate quieto -susurró para él- ¿Qué es lo que quieres? -le pregunto al que nos ve con una sonrisa en los labios.

—Hola, cielito -sonríe- no es nada importante, solo te quería avisar para que no seas figura

pública.

—¡Nada más para eso! -él solamente alza las manos.

—Tranquila fiera, únicamente te quería decir -se acerca más a mí- que yo no sabía absolutamente nada y no quiero terminar mi amistad contigo.

—Obvio que vamos a seguir siendo mi amigo -le doy un abrazo cuando me separo, le pellizco- ese fue por arruinar mi momento.

—Amiga yo que tú, me limpio toda la cara que está embarrada de labial, peor él -sale corriendo.

Volteo para ver a Luis, sonrojado y confuso con los cachetes manchados de labial, el cual no termina ahí, sino el recorrido se alarga por su cuello, su cabello desacomodado, cosa que me da picazón en las palmas.

—No te preocupes, no va a decir nada -solo digo lo primero que se me ocurre.

—Disculpa, me dejé llevar por el momento -se acomoda el cabello.

—No te dejes llevar muy seguido -mi nerviosismo habla antes que me dé cuenta, él me da una sonrisa pícara para atraerme a él de la cintura.

—Y yo que pensé que te gustaba que me deje llevar por esto -me muestra el rastro del labial, más el punto que está rojo que en un tiempo se volverá morado.

—Yo no hice algo que no te haya gustado, ¿o me equivoco? -lo dejó con la palabra en la boca para

irme al baño.

Me recibe mi reflejo intacto, mi cabello, el cual estaba sujetada en una coleta, ahora se encuentra

desordenada, mi labial, el cual podría presumir por lo intacto que estaba ahora está corrido.

Todo recordándome a ese momento exacto, me mojo la cara, debo estar cerca a mi periodo, ¿Por qué actúe tan hormonal? Me dejé llevar por el momento, cosa que nunca hago.

Me arreglo antes de ingresar a la próxima clase, al ingresar busco los lugares donde me pueda sentar, pero el lugar está repleto logro ver solo dos lugares.

Uno a lado de Luis y el otro donde se encuentra Antoni, no se me hace tan difícil la elección, voy hacia Luis, él cuál me guiña un ojo.

Saco mis cosas para apuntar cuando Luis me da un papel, pensé que era ese típico registro, pero no lo es, leo la pregunta que viene escrita: Creo que es demasiado tarde, pero ¿Saldrías conmigo el viernes por la noche?, me rio como boba.

Rompo una hoja para contestarle; ¿Cuántos años tiene para hacer este tipo de cosas? Y No.

Le entregó el papel con mi lapicero, solamente escucho su risa cuando me devuelve, preguntándome; tengo la edad suficiente para que aceptes una cita conmigo y ¿por qué no?, no tengo respuesta a aquello, me lo guardo en el bolsillo.

Él me mira esperando una respuesta, todos los papeles que recibo los guardo en el bolsillo cuando recibo uno envuelto del lapicero que le di.

—¡Contéstame o llenaré ese bolsillo de papelitos, Ana!, suspiro porque creo que sí lo haría, arranco un cacho de hoja

—Está bien, ¿A qué hora sería la cita?, le entregó al minuto, me entrega uno de nuevo

— A las ocho, paso por ti -muy poca información decido seguirle el juego.

—¿Dónde es? -esto parece un juego de niños.

—Sorpresa lindura -lo miró confusa.

—Pero que me voy a poner, para estar acuerdo con la situación -no responde, solo lo agarra para ponerlo en su bolsillo.

A la tercera me rindo echándome sobre el pupitre rendida, siento como se acerca a mí.

—No es una muy buena idea decirme que vas a tener puesto -deja un beso en mi cuello- sorpréndeme.

Me muerdo los labios por la corriente que me acaba de dar, me quedo en esa posición ocultando mi sonrojo, después de un rato las clases siguieron su rumbo yo evitaba mirarlo porque nada más lograría que me aventara a él.

Al terminar la clase espero que todos salgan, Luis, fue el que salió antes que todos me dijo que tenía que irse un momento, pero volvería.

Cuando me canse estaba por irme cuando me detiene.

—¿Tan rápido me olvidaste?




Que alguien me suelte porque le tiro la silla

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora