Epílogo ✔

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Pov Luis

Aún se me hace algo inexplicable, seguir despertándome a su lado, seguir mirando todas las cosas que hace, estar pendiente de ella todos los días, que ella me muestre esa hermosa sonrisa que tiene cada vez que está contenta.

Recuerdo cuando fuimos a ver a Noelia, después de encontrarla, ella se lanzó sobre Ana para abrazarla, pero después comenzó a golpearla por el susto que le había dado, Agustín solo la abrazo para susurrarle algo, cosa que a mí me había molestado.

Pero después de todo Ana, me contó de que estaban hablando.

Ana, esa mujer que amo y no imagino una vida sin ella, por eso voy a hacer lo que tengo planeado hacer el día de hoy, estoy muy nerviosa por su respuesta, ella se está dando cuenta que le escondo algo, por todas sus preguntas que me ha hecho toda esta semana.

Salgo de casa para arreglar todo, mientras que está durmiendo, sé que hemos decidido esperara, pero ya no aguanto no decir que ella es mía, Mi esposa, suena posesivo, pues sí, pero ya no aguanto que cada hombre se le acerque diciendo lo hermosa que esta y estaría mejor si estuviera soltera.

A ella le causa gracia, pero siempre ha sido rígida con cada persona que se le acerca con otras intenciones, pero no duda en jugar bromas de ese nivel.

El día de hoy, voy a proponerle que se case conmigo como fue la primera vez que le conocí.

Cuando ya está, todo listo vuelvo a casa, para traerla, al mirar la hora, supongo que debe estar comiendo, la llamó para confirmarlo.

—Ana -contesta inmediatamente.

—¿Dónde estás? Cuando me levanté no estabas -me regaña- por la mañana hizo mucho frío.

—Perdona, pero necesito que te dirijas al cuarto y abras el último cajón de arriba.

—Espera, estoy comiendo, me dio mucha hambre -lo sabía.

—Puedes dejarlo, quizás esto te guste más -al terminar se escucha la llave del grifo.

—Más te vale Luis, no me hagas dejar mi plato por unos documentos de nuevo -estoy por reírme, pero me aguanto- en que cajón has dicho.

—El de arriba -se escucha, "él me la pagarás", verdad, podrá alcanzarlo, le iba a preguntar, pero se escucha su grito si lo alcanzó -antes que todo estoy en dos horas, paso por ti, te quiero.

No espero una respuesta conociéndola, ya debe estar gritando por el vestido que estaba en la caja.

Por mi mente pasa todos estos momentos que pase con ella, decidimos múdanos en casa diferente, Agustín ya viven juntos donde antes era mi casa, yo estoy en la casa de Ana, aunque la idea de comprar una casa sigue en pie, pero Ana dijo que no, que mejor hiciera utilizara ese dinero en otras cosas.

Como dijo, invertí en una empresa para poco a poco comenzar a crear la mía, la cual está yendo por buen rumbo, con la ayuda de Agustín.

Ana y Noelia decidieron que no nos metiéramos en sus vidas de laburo, que ellas no querían estar todos los días en casa, que las dos iban a laburar a pesar de que nosotros nos negáramos, aunque no quise sé que a ella le encanta su carrera, no puedo decirle que no.

Ahora solo labura por las noches o cuando es solicitada, hace unas semanas nos enteramos de que Noelia, están esperando un bebe, Agustín tiró la casa por la ventana cuando se enteró, ese mismo día le propuso matrimonio.

Ellos están felices en su burbuja, a pesar de que a veces hay discusiones, no pueden estar una hora lejos, y que decir de nosotros.

Ana y yo tenemos los egos muy altos, pero siempre nos entendemos, cuando nos peleamos es lo más difícil para ambos, dejarnos de hablar no fue una opción para ninguno, pero ya aprendimos varias cosas de los dos, en estos dos años no me arrepiento absolutamente de nada.

Cada día fue mejor que el otro a pesar de las diversidades, estoy con ella, cuando le conté que conocí a su familia casi se desmaya de ansiedad, pensé que no le importaba, pero a pesar de todo sigue queriéndonos, en mi parte no quiero volverlos a ver a ninguno de esos bastardos.

Observo la hora, ya es hora de recogerla, me pongo en marcha en todo el camino, comencé a jugar con la corbata, la pregunta del si dice que no pasa por mi cabeza.

Ya estoy en la puerta, ingreso la llave y me la encuentro arreglándose los mechones, no me mira.

Está con ese vestido que cuando lo mire dije que es perfecto para ella y no estaba equivocado, es más que perfecto, el color, el diseño todo, en ella es hermoso.

Me acerco para abrazarla por la espalda, se estremece por mis manos que deben estar muy frías, se acuesta sobre mi hombro para dejar un beso en mis labios.

—Sabes que te puede descubrir mi novio, si te apareces así -me regala una sonrisa burlona.

—Disculpa, pero me enteré de que no está aquí y vine a secuestrarte -la agarro de la cintura.

—Sí, él no está en casa, hubieras venido más temprano, ya debe de estar por llegar, te vas a tener que salir como la vez pasada -susurra por mi oído.

—Porque necesitas a ese aburrido, yo soy mucho mejor que él y te lo he dejado muy en claro, no recuerdas todas esas noches -muerdo su cuello sacándole un gemido sonoro.

—Yo soy la que debe hacerte recordar todas las noches que mencionaste mi nombre, porque no te vas con otras -me rodea.

—Si usted lo dice mi secretaria será la primera opción -se desconcierta, pero regresar.

—Acaso ella es mejor que yo -hasta acá se escuchó esos celos.

—Quizás -me empuja, creo que me pase, la acorralo en la pared- pero a sus años no creo que sea necesario darle un infarto.

—Eres un idiota, lo sabes -le regalo una sonrisa.

—Pero de este idiota te has enamorado -suspira.

—Desgraciadamente -la beso, me sigue siendo imposible separarme de ella, nos separamos, porque esto puede llevarnos a otro lugar.

—Estás hermosa Ana, que con este vestido puedo imaginar varias cosas, pero tenemos que irnos -suspira, pero asiente.

Salimos, ella mira el camino, cuando estamos cerca le cubro los ojos a pesar de todas sus bromas continuamos, logro que baje con cuidado, ya estoy cerca.

Me arrodillo, colocando la caja de los anillos sobre mis manos.

—Ya puedes quitarte la venda

—Que estás preparando esta vez -menciona mientras se los quita, se queda callada cuando me ve.

—Ana Anderson, quieres casarte con este idiota -se demora unos segundos, pero salta sobre mí, diciendo es palabra.

—¡Sí! Obvio que sí -la miro, está con los ojos cristalinos.

—Amor no llores -limpio sus lágrimas.

—Disculpa, pero en esta etapa tengo los sentimientos a flor de piel -le abrazó para que se calme, espera que, «etapa».

—¿Qué acabas de decir?

—Que en esta etapa estoy muy sensible -susurra poniendo sus manos en su vientre, ¡No!

—Ana, tú estas -me calla.

—Tengo 2 semanas de retrasó -caigo sobre la arena, ella solo me observa.

—¿Voy a ser papá? -asiente- voy a ser papá, coño, voy a ser papá -me levanto con ella en brazos, le doy vueltas, voy a ser padre- vamos a hacer padres, gracias, no sabes cuanto te amo, vamos a ser padres, te juro que voy a ser el mejor padre para este bebe y el mejor esposo para ti.

—No quiero que seas el mejor en nada, quiero que seas tú, con este bebe y conmigo.

—Se los juro -no aguanto más para besarla.

Ese día fue cuando me entere de que iba a ser padre de un hermoso bebe, solo falta saber el sexo.

Desde que supe que Ana, es la primera persona en este mundo que me interesa, que ahora va a tener mi primogénito, ahora estoy más decidido que la voy a proteger de cualquier cosa a pesar de que sea lo más mínimo.

En lo que me convertistes【En edición】Where stories live. Discover now