Capítulo 40 ✔

1.8K 107 0
                                    

Pov. Ana

Desee que darme en este paraíso, hasta ahora no puedo olvidar los tres riachuelos que corren, acercándose poco, a medida que van llegando, se quiebran en una hermosa catarata hasta llegar a la laguna de agua cristalina todo ese sitio es hermoso y vas sabiendo que no voy a volver a ver a los chicos bastante tiempo.

Arrancó dejando los recuerdos, me espera algo enorme en casa, no he ido más de dos días buenos, mis planes no eran esos, pero me quise quedar más con los chicos, seguro que no llegó a la clase, de paso tengo que comprar otro celular, ya me inventaré una excusa de por qué no tengo el mismo celular.

No quiero que Noelia, sospeche de que estamos en riesgo, soy feliz viendo que vive en su cuento de hadas, pero sé que se debe levan, are lo necesario para que no se cumpla el día, ya es demasiado tarde y no he salido del pueblo, voy de nuevo a la casa, creo que me quedaré una noche aquí.

Doy la vuelta, voy a casa, me sorprendo de que sigan sentados en la puerta.

—¿Qué hacen aquí? -alzan la mirada, viéndome con los ojos rojos.

— ¡Tía! -dicen los muchachos saltando a mí.

—Cuidado, me derrumban, no estén así, voy a regresar.

—Eso dijisteis la última vez y nos abandonaste 5 años. - dice Ismael abrazándome más fuerte.

—Perdón, sé que me voy mucho tiempo, pero es por su bien, yo también los extraño mucho y a su mamá, pero ya hemos hablado -asienten deprimidos.

—Hey cabeza arriba o no quieren que me quede a dormir.

Veo a los chicos saltar de emoción y van a preparar la habitación.

—Me puedo quedar, es muy noche y no creo que encuentre un hostal por aquí.

—No falta preguntar, pasa.

—Gracias.

—No, yo te debo dar las gracias, me has ayudado a criar a estos chicos dándonos un techo.

—Ya dejamos de estar melodramáticas y vamos a dormir.

—Arruinaste mi momento sentimental.

Así pasamos la noche carcajada en carcajada.

°°°°°°

Al despertar veo a dos personitas abrazándome, sonrió, intentó salir, pero no lo logró.

—Un rato más -dice la princesa.

—Ya es hora de levantarse.

—Está bien

Salimos dejando al otro príncipe dormir, bajamos a la cocina y hay esta Rosa preparando el desayuno, le ayudamos un poco, hasta que esté listo.

Parece que despertamos al dormilón porque baja con el cabello despeinado y con su pijama de ositos, voy a extrañar hacer esto, todos tomamos desayuno hasta que era hora de irme, me voy contenta dejando una promesa.

Veo que están felices y entran en casa, espero que así estén siempre, este va a ser un viaje estresante, manejo rápido para llegar, ya es seguro que no llegaré en la tarde, lo mínimo llegaré por la noche.

Después de más de 3 horas ya he llegado, conduzco al mall más cercano para comprar un celular, ingresó, voy directo a la tienda de tecnología, reporto mi celular como robado entregándome uno con el mismo número que tenía antes.

Lo prendo recibiendo bastantes mensajes de Noelia y Luis, leo de Noelia, ya que me intereso uno, sí que pasaron varias cosas cuando no estoy.

Salgo de ahí y voy a la casa, estoy muerta, miro la hora y son las diez de la noche, bueno no me esperaba que llegara en menos tiempo.

Ingreso por la cochera haciendo el menor ruido.

Siento unas manos, rodear mi cintura, dejándome confundida por unos minutos, su respiración pasa por mi cuello, volteándome rápido a él.

—Por fin llegas -dice con una respiración entrecortada como si hubiera esperado ansioso mi llegada, sus ojos se encuentran dilatados, todo de él parece me quisiera amarrar a una cama y dejarme ahí y no eres el único.



Dejen sus dudas más sus votos

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora