Capítulo 34 ✔

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Pov. Ana

—¡Ya te cansaste de pegarle! -cruzó los brazos

Me mira sorprendido, pensé que iba a caminar a mí, pero no, camina al lavadero mojándose la cara para arrojar su playera, me mira por el espejo, no me muevo, solo siento su mirada, dios dame paciencia, estiro mi cuello

—Cuando termines me avisas -camino a la salida.

—¿Qué haces aquí? -ahora el molesto es él.

— Vine para ver como estabas, pero creo que aún falta que te desahogue, cuando estés más tranquilo me buscas, ¿okey?

Siento que me atrae a él, pero no me voltea, yo sigo de espaldas.

—Ana, Ana -susurra en mi oído, si no estuviera molesta juro que ya me hubiera derretido por él

—¿Qué? -menciono lo más seria que puedo, me empuja contra la pared, dejándome cara a cara, me aprieta más a él - ¡joder!

—Esa boca -siento que se acerca más a mí, sus manos están en mi cintura sujetándome como si no me quisiera dejar nunca, comienza a repartir besos por mi cuello, concéntrate Ana- sabes, me encanta que estés así.

Estiro mi cuello para darle acceso en esa zona «dios, si quieres hacerlo así», entre los dos solo hay un espacio de menos de un pie, me uno a él y comienzo a mover mi cintura, suelta un quejido, nuestros cuerpos son uno.

—An ... Ana -su voz está joder.

Siento que suelta un poco el agarre, aprovecho para voltearlo para que quede como yo estaba, separo sus pies, me apego más así no se va a poder mover.

—Sabes, a mí también me encanta que estés así -iba a reaccionar, pero comienzo a repartir besos por todo su cuello, veo como sus músculos se estremecen ante mis toques, con mis manos hago líneas imaginarias es su torso quiere moverse, le lanzó una nalgada la cual lo toma por sorpresa.

—No te muevas.

—A mí me encanta estar arriba, pero si así lo quieres - me río por su comentario.

—Cuando estés más tranquilo me llamas.

Se voltea confundido, aprovechó para besarlo y salgo de ahí corriendo, veo que estoy muy lejos del salón, no quiero ir a clases hoy, le envió un mensaje a Noelia diciendo que estaré en la casa.

Recibo uno en pocos minutos diciéndome que me lleve la camioneta, que ella se iría con Agustín, subo a la camioneta y voy a la casa.

No sé qué haré, estando tanto tiempo en casa, ya sé dónde ir, pero no necesito la camioneta, llego y guardo la camioneta.

Entró corriendo a mi habitación para buscar que ponerme.

Parece como una eternidad buscar una prenda, por fin me decido que ponerme, son unos pantalones de cuerina negros con un top que tiene un nombre de una banda de rock más mis botines y el cabello suelto.

Entró a la ducha, en eso si no me demore, me cubro con la toalla para comenzar a realizar mi maquillaje, solo unas sombras negras con un lápiz labial rojo intenso que me encanta.

Lista, voy a la cochera y busco mi moto más preciada.

No he ido a estos lugares hace mucho tiempo, pero no intento hacer nada, solo lograr ver un poco como van las cosas, estaba por llegar cuando veo que me persigue una moto lineal roja con manchas negra.

Quiero ver al quién conduce, hago una seña, lo que me hace gracia es que me entiende, freno para esperarlo, hago memoria, pero no lo recuerdo, ya está aquí, baja dejando su casco sorprendiéndome.

—Pero miren a quien nos encontramos por estos lados.



Sé que está confuso, pero poco a poco van a salir cosas al aire.

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En lo que me convertistes【En edición】Where stories live. Discover now