Capítulo 30 ✔

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Pov. Ana

No sé a qué hora son, solo sé que estoy en un siendo aplastada por algo más un hermoso dolor de cabeza, intento abrir mis ojos, hubiera no haber querido abrirlos porque me encuentro debajo de Luis en Bóxer y yo solo con ropa interior. ¿Pero qué paso ayer?, miro por todo el cuarto y dios en cada esquina está cada prenda nuestra, ¿Qué estuvimos haciendo un Stripper?, o ¿Qué?

Empujo a Luis, el cual cae boca abajo, sigue durmiendo, busco mi falda mas mi polo, trato hacer memoria, pero nada solo recuerdo que estaba hablando con él, ya habíamos acabado las dos botellas

Voy en busca de mi caja, dios, no hay nada, solo las gaseosas, juro que esta caja había más de 8 botellas, pero que, como no, nos dio un coma etílico. Miro todas las cajas a ver si hay algo de medicina para el dolor de cabeza, solo veo que mis provisiones que ya no existen más algo de ropa que hay aquí, ni yo lo sabía, no vengo aquí más de un año.

Busco algo más cómodo definitivamente mi yo del pasado, si sabía que era una buena resaca, encontré un pantalón suelto tipo pijama más una sudadera enorme que se me cae a cada rato. Miró a Luis si sigue durmiendo, pero sigue igual como lo deje, me quito toda la ropa que acabo de ponerme, me colocó el pantalón de paso, arreglo la sudadera.

—Que hermosa vista -salto al escuchar su voz, terminó de poner la sudadera

—¿Qué pasó ayer? - se tira en el suelo como una estrella de mar.

—Ni me digas que no me acuerdo de nada.

—Hey cúbrete -escucha lo que digo logro que se mira y salta en busca de su pantalón.

—¡¿Has abusado de mí?! -pongo una mano en mi pecho ofendida.

—¡¿Qué debo decir yo?! Amaneció peor que tú -escuchó su gruñido.

Lo miro y se acerca peligrosamente a mí, pero que, me sujeta de la cintura, para pegarme contra la pared, alzándome, me enrollo en su cintura para no caerme coloco mis manos en su hombro.

—Pero ¿Qué te pasa?

—Nada, solo recordé una escena que me gustaría repetir -suelta una sonrisa pícara, lo miro confundida.

—¿Cómo cuál?

—Una idéntica a esta, la diferencia es que yo estaba sentado y tú encima de mí, haciendo esto -señala la fila de chupetones que hay por su cuerpo y su abdomen, ahora si confirmo que estuve haciendo mi primer Stripper señores y señora.

—Yo no recuerdo nada de eso- hago un puchero.

—Así parece, como quisiera recordar cómo te hice esto -presiona una parte de mi espalda, volteo a ver y dios ¿Qué estuvimos haciendo?, tengo toda la espalda llena de moretones, más algunos chupones, lo empujo para revisar todo mi cuerpo, lo cual le resulta gracioso

—Joder, ¿Qué es eso? -me sonrojo al darme cuenta de que son mis uñas.

—¿Qué cosa? -se voltea para ver lo que señale.

— A nada, pensé que salía algo de la caja -sigo mirando mi cuerpo.

Luis va a revisar, aprovecho para observar su cuerpo, aprovecho que está sin camisa para ver, toda su espalda está marcada de rasguños más algunos pequeños chupones, alrededor de su cuello están mis uñas marcadas, esto puede ser demasiado excitante ver a una persona marcada por ti.

—¿Qué miras tanto?

—He nada, vámonos.

Salimos de ahí, buscamos alumnos por todo el lugar y nada, como queríamos ver alumnos cuando es sábado, buscamos un teléfono, algo para ver la hora y nada, llegamos a una bodega y si son a las 3 de la tarde estuvimos durmiendo casi un día ya decía yo porque el dolor de cabeza.

—Noelia estará como loca, nos desaparecimos por un día entero.

—Si vamos a tu casa deben estar ahí, joder, me duele la espalda -agacho la cabeza sonriente.

Vamos a pie, agradezco que está cerca si no me hubiera muerto, caminamos en silencio, trato de recordar lo que pasó ayer, pero nada, solo llega fragmentos pequeños como cuando me subí a él y no sé por qué razón.

Cuando me tiró el vaso por lo cual me tuve que quitar el polo y así una pelea de quien se resiste a estar sin ropa o algo así no lo comprendo muy bien, veo que llegamos corro a la puerta.

—¡Noelia! -sale una llorona con los ojos hinchados, que me recibe con un golpe.

—¿Pero qué mierda te pasa? Escapar así sin decir nada, me has preocupado toda la puta noche, te he llamado y no me contestas.

—Perdón es.

—Has estado tomando -veo que está a punto de reventar y señaló a Luis, el cual alza las manos al aire, no aguanta más y nos agarra de las orejas a cada uno.

—¡Au vasta, que duele!

—Así me tuvieron a mí y mucho peor.

—¿Dónde estaban ayer?

—En la biblioteca -Noelia no sabe dónde queda, pero no lo conoce.

—Y qué hacían en un cuarto encerrado los dos.

—Estaba molesta y me desquité -me encojo de hombros

—Si ya veo -volteo para ver salir de la cocina a Agustín- ¿pero por qué el maltrato mira cómo me lo dejastes? -mira a Luis y señala su espalda.

—¡No!, de esa forma, sino que me mintió y pues quería que me dijera la verdad, pues había alcohol, yo no, nos acordamos de nada.

—¿Qué tengo en la espalda?

—¿No lo viste? A veces dudo porque eres el mejor de clase cuando no entiendes una indirecta -se quita la playera.

—Parece que te peleaste con un gato...

—Eh chico, estoy cansada, me voy a dormir bye, te amo Noelia bye, perdón -salgo corriendo a mi cuarto.

—¡¡¡Ana!!!


Le llaman la gatubela 

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