Capítulo 6 ✔

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Pov. Ana

No me lo puse a pensar, no sé si estoy lista para verlo con otra y actuar como si no me doliera, aunque no sería algo nuevo.

Me estoy dando cuenta que nuestra relación se basaba en los celos, dramas que no venían de mí, sino

de su parte, lo cual no sé cómo pude tolerarlo.

—Sí, voy a estar bien, quizás me afecte, pero vamos, tengo veintitrés años, no soy una niña -más que para ella es un recordatorio para mí.

Noe, solo me mira como si no fuese yo, me río por su expresión para seguir una conversación muy

tribal de las cosas que nos esperan.

Toda la semana lo pasamos cambiando varias cosas, como mi cuarto, el lugar completo, cosa de Noelia, no la mía.

En el transcurso de la semana se encargó de llenar la casa de dulces, todos mis preferidos, que a esta altura no dudaría que suba unos cuantos kilos, cosa que me tiene sin importancia.

Nada más espero a solas el día en el cual lo voy a ver y ya no como antes no diré que su recuerdo se borró, pero aun así sigue en mi memoria tratando de superarlo.

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El día esperado es hoy, me levanto extrañamente muy contenta, lo extraño es que es lunes, me tomo una ducha para prepararme un desayuno.

Por estas horas Noe, debe seguir durmiendo bajo mi café matutino, el libro que estaba leyendo se encontraba en la mesa con un lápiz de separador.

Lo guardo para no perderlo, cuando todas las cosas están listas voy a despertar a noe y a cambiarme para ir juntas a la Uni.

Por el clima escojo un enterizo a rayas, un maquillaje muy sencillo, la verdad por mí no me haría nada, en cambio, Noe, me mataría.

Cuando bajo escucho el sonido de las tostadas recién salidas, solo falta el jugo y listo.

Acomodo las cosas sobre la mesa cuando se escucha un fuerte ruido en la sala, voy corriendo para encontrarme a Noelia en el suelo.

—¡Dios! Noelia, te puede matar si sigues bajando de esa manera -la reclamo ayudándole a pararse.

—Ay, basta ayúdame, creo que me partí algo -se soba su espalda, se me escapa una risa- claro ríete de una pobre chica que se acaba de romper las costillas por caerse de las escaleras -hace un puchero, no aguanto más y explotó.

—Ya es la segunda vez que te caes así -me rio lo cual me golpea- vale ya paro, hice el desayuno.

En menos de un segundo ya la tengo sentada esperando su plato, que haré sin ella. Todo el desayuno se la pasó hablando de las cosas que tiene planea hacer este año y las cuales piensa cambiar.

Cosa que no me sorprende, ella es la que se motiva hacer las cosas, yo soy más relajada en ese tema, en cambio, yo creo que hay cosas que uno debe superarlas, ella no, ella las enfrenta.

Cuando la horas aproxima, la espero en el auto para irnos juntas, no me importa esperarla, demás, baja corriendo al carro.

—Se nos hace tardísimo -prende el auto.

—Bueno, por primera vez puedo decir que no es mi culpa -me gruñe, comienzo a buscar un playlist para el camino.

—¿Has pensado en comprarte un carro? -suelta el tema.

—Si, lo he pensado, pero tengo la moto, no creo que sea necesario -me encojo de hombros.

No sigue el tema y se concentra en conducir, me sumerjo en mis pensamientos todo el camino, las preguntas sobre la paz que estamos teniendo, reaccionó cuando ya llegamos.

Buscamos donde aparcar, gracias a que encontramos uno por la puerta y no tan lejos.

Espero que baje todas sus cosas para ingresar juntas por el horario, cuando me doy la vuelta choca con el pecho de alguien.

El cual me coge de la cintura evitando que me caiga por el impacto.

—¡Hey! Fíjate -me separo de él para ir al lado de Noelia.

—Pero miren quien está aquí -esa voz la conozco- no pensé que te lanzarías a mis brazos, Lindura -como olvidarme de este presumido.

En lo que me convertistes【En edición】Where stories live. Discover now