Capítulo 43 ✔

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Pov. Ana

Lo miro confundida esperando que resuelva el dilema que pasa por mi mente en estos momentos.

¿Mi culpa? Si yo ni estaba en ese momento que se besaron y quien sabe cuántas cosas más.

Me mira con esa típica mirada de una sonrisa de lado con sus ojos dilatados, no sé si es por excitación o porque se encuentra molesto, pero en estos momentos me da igual como se encuentre, quiero dormir, no he dormido todo un día y es mucho para mi cerebro procesar información.

—¿Mi culpa? Yo te dije que metas tu lengua en su boca.

—Y así me dices que yo soy celoso.

—Piensa lo que quieras, no puedo tener celos de algo que no es mío -me encojo de hombros.

Me mira con los ojos abiertos como si mi respuesta le hubiera sorprendido.

—Tuyo.

—Claro, tú y yo no somos nada, puedes estar con todo el mudo si deseas.

Aunque me dolió decirlo, es verdad yo y él no somos novios ni nada parecido, menciono todo yendo al closet, para sacar una pijama que consta de un short y una camiseta, colocándolo en la cama.

Él me sigue con la mirada fija en mí, como si fuera su presa que está preparándose para devorarlo.

—Luis, estoy muerta, te puedes ir.

Y en verdad estoy cansada, todo mi cuerpo está pidiendo dormir, me siento en la cama bajando el cierre de las botas.

Tomo todo y voy al baño, espero salir y no encontrarlo.

Me cambio lo más rápido porque no sé si en verdad se fue, ya lista salgo y para variar está ahí tirado en la cama con los brazos tendidos, una posición para hacer variar a mi imaginación.

Intento sacar esos pensamientos de mi cabeza joder no lo veo solo tres días y ya estoy penando como violarlo.

Camino a él, mirando si se durmió, tanto me demore, lo muevo y nada, intento hacer un movimiento brusco cuando me agarra de los brazos tirándome, logrando colocarse encima de mí.

No aparto mi mirada de él, veo como sonríe de lado, intentó salir, pero no me deja.

—Me vas a dejar hablar -solo asiento porque si me niego igual lo va a hacer.

—Lo que paso con Rosmeri de alguna forma lo provocaste.

Intento hablar, pero no me deja, sigue con lo mismo, yo no le dije que se besaran.

—¿Te contaron que salí de clases ayer con una maldita erección? -susurra por mi oído, ahora si pongo cara de asco imaginar que eso causó ella me da repugnancia.

—No es lo que estás pensando, eso lo causaste tú, de alguna forma, no verte más de tres días, he logrado pensar en ti en más de lo que debo y con las palabras que decía Noelia te juro que no ayudaban en nada.

Ahora estoy más perdida que antes y provoque tal cosa sin estar presente.

—¿Qué decía Noelia? -digo en un susurro.

—Que no te dejaban escapar, ya que tanto tiempo te tienen cansada -dice rodando los ojos- No sabes cuánto te extrañe, estar así contigo.

Su respiración pasa por mi cuello hasta que se detiene en mi rostro, abro los ojos y está ahí mirándome- Besarte -rosa nuestros labios -tocarte- sus manos viajan por mis piernas colocándolas en mi cintura -marcarte- da algunos besos por la zona de mi cuello.

Es como si cada palabra se dará lo hiciera y no ayuda con mi estado emocional, tenerlo así pegado a mí, siguiendo dejando una de sus adoradas marcas es demasiado para mi salud mental.

Veo que está tan ocupado y doy vuelta dejándolo debajo mío, intento moverse, pero lo acorralo logrando que me mire.

—Crees que yo no sentí lo mismo, deseando que me besaras -roso lento, nuestros labios- deseando que tus manos pasaran por mi cuerpo -siento como sus manos masajean todo de su alcance, me está matando- deseando estar en esta misma posición -me muevo encima de él, logrando que estire su cuello -marcarte como siempre lo hago- susurró mordiéndolo.

Pero sabes cuál fue mi mayor deseo -susurró, él niega con una mirada llena de lujuria- desear que no te hubieras besado con ella.

—Pero no lo hice -suspira, me separo de él dejándolo confundido por un rato, niego con la cabeza.

—Ya que no te quieres ir, me voy yo.

Salgo de ahí a la habitación de Noelia, espero que no esté ahí, voy lo más rápido y me encierro ahí, escucho pasos por el pasillo dirigiéndose a la puerta principal y por fin se fue.

«Mañana te espera un día que hubieras no haber deseado querido Luis»



Que hubieran hecho ustedes, en estos momentos.

En lo que me convertistes【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora