Capítulo 33 ✔

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Pov. Luis

—Te dije que íbamos a llegar tarde -corro a la puerta de la universidad.

—A yo no fui quien se quedó dormido.

Corremos lo más rápido para llegar y si alcanzamos, veo por todos lados, pero no está Ana que raro habrá venido, cogemos asiento la cual comienza, no le tomo el mínimo interés en lo que dice.

— ¿Hey no vino Ana?

—No sé, también me pregunto eso.

Ya van a terminar la clase, pero no aparece, le he dejado un montón de mensajes, pero nada, también a Noelia, pero tiene el móvil apagado, agradezco que la clase haya terminado.

Voy a la cafetería y me encuentro con las dos conversando, suspiro, pensé que le había pasado algo, la alegría no me duro mucho, ya que veo que está llorando, me acerco a ellas, pero Noelia me nota y comienza a consolarla.

—¿Qué paso Ana? -la mencionada alza la cabeza cuando me mira si su siguiente movimiento me deja en duda se ríe.

—No pasa nada, solo le estaba contando una historia, ya ves se puso melancólica -se encoge de hombros Noelia.

Me siento a su lado para limpiar sus lágrimas, no me gusta que llore, pellizco un poco su mejilla lo cual suelta un chillido.

—¡¡¡Au!!!

—Eso por asustarme -le robo un beso- y eso porque estás bien.

Se recuesta en mi hombro, todo iba perfecto cuando, viene un tipo ah carga a Ana de la cintura, no recuerdo cómo se llama, pero ver esa escena me hace apretar los puños ¿Por qué lo hago?

—Basta Yoshi bájame que me voy a caer - ya me acordé "Yoshi" si te recomiendo que la bajes o vas a estar muerto ahora.

—No te dejaría caer nunca PEQUEÑA

«Pequeñas mis bolas, bájala ahora». Yoshi la baja «si ya era hora» y Ana se lanza a sus brazos, «solo falta un beso y listo la pareja feliz y contenta», escucho un ruido en la mesa, despego mi mirada de ellos, veo a Agustín sonriendo como idiota con Noelia, mierda que más falta.

—Ahora vengo -me levanto para ir a los baños.

Ah, no sé que es esto, pero me molesta, miro si hay alguien, pero no lo hay, cierro la puerta con pestillo, ¿Qué es esto?, la palabra concéntrate no tienes que fallar, se repite cada segundo en mi cabeza.

Me mojo la cara cuando lo noto roja, es por la molestia que siento, como quisiera desahogarme en estos precisos momentos.

— ¡Hey! ¿Está bien? - entra Agustín.

—No sabes que es estar cerrado. -alza las manos.

—Vengo en paz, parecía que querías matar a alguien tranquilízate -se recuesta sobre la pared.

—Estoy tranquilo -no me tomo la importancia de mirarlo.

—Bueno, pues no parece -es como si me dijera te lo dije.

— ¡Que si mierda estoy tranquilo!

—Ok mejor me voy -lo conozco, está con esa sonrisita de que lo sabe todo.

Se va cerrando la puerta, golpeó la pared imaginándome que es él, termino agotado, toda mi playera está mojada, seguro tengo una aquí, me la saco la playera, volteo y ahora si no me lo esperaba que ella esté aquí.

— ¡Ya te cansaste de pegarle a la pared!



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