003

2.2K 236 8
                                    

__________________________

☀︎ ¦ CHAPTER 003.

« En casa de Jackson no hay trono dorado para las visitas. »
__________________________


—¿Sí?


—Hola —dije—. Soy Apolo.

Interferencias.

—El dios Apolo —añadí, pensando que tal vez debía concretar—. ¿Está Percy en casa?

Más interferencias, se escuchó un golpe seco como si alguien hubiera caído o tropezado, seguido de tres voces que mantenían una conversación apagada.

La puerta principal emitió un zumbido. Abrí la puerta.

Justo antes de entrar, vislumbré movimiento con el rabillo del ojo. Miré por la acera, pero tampoco vi nada. Quizá había sido un reflejo. O un remolino de aguanieve. O quizá había sido un bulto brillante.

Noté un hormigueo de aprensión en el cuero cabelludo.

—¿Qué? —preguntó Meg.

—Seguramente no sea nada. —Forcé un tono alegre.

No quería que Meg se largase corriendo cuando estábamos a punto de ponernos a salvo. Ahora estábamos unidos. Tendría que seguirla si me lo ordenaba, y no me apetecía vivir en el callejón con ella para siempre

—Subamos. No hagamos esperar a nuestros anfitriones.

Después de todo lo que había hecho por Percy Jackson, esperaba que mi llegada fuese motivo de alegría. Una bienvenida emotiva, unos cuantos holocaustos y una pequeña fiesta en mi honor no habrían estado mal.

En cambio, el joven abrió la puerta del piso y preguntó:

—¿Por qué?

Como siempre, me sorprendió su parecido con su padre, Poseidón. Tenía los mismos ojos verde mar, el mismo cabello moreno despeinado, las mismas facciones atractivas que podían pasar fácilmente del humor a la ira. Sin embargo, Percy Jackson no compartía el atuendo de su padre compuesto por bañadores y camisas hawaianas. Iba vestido con unos vaqueros raídos y una sudadera azul con las palabras EQUIPO DE NATACIÓN AHS cosidas en la pechera.

Meg retrocedió al pasillo y se escondió detrás de mí. Yo intenté sonreír.

—¡Mis bendiciones, Percy Jackson! Necesito ayuda

Percy desplazó rápidamente la vista de mí a Meg.

—¿Quién es tu amiga?

—Esta es Meg McCaffrey —dije—, una semidiosa que debe ser llevada al Campamento Mestizo. Ella me rescató de unos matones de la calle.

—Rescató... —Percy echó un vistazo a mi cara magullada—. ¿Quieres decir que la pinta de adolescente apaleado no es un disfraz? ¿Qué te ha pasado, colega?

—Creo que ya he mencionado a los matones.

—Pero eres un dios.

—Bueno... era un dios.

Percy parpadeó.

—¿«Era»?

—Además —añadí—, estoy bastante seguro de que nos están siguiendo unos espíritus malvados.

Si no hubiera sabido lo mucho que Percy Jackson me adoraba, habría jurado que estaba a punto de darme un puñetazo en mi nariz rota. Suspiró.

—Será mejor que paséis.

THE TRIALS OF APOLLO Where stories live. Discover now