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☀︎ ¦ CHAPTER 030.

« ¡Eh, mirad! Es Percy. Lo mínimo que podía hacer era echar un cable. 

Yo se lo he enseñado todo »

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Estaba tan sorprendido que me quedé sin habla. De lo contrario habría advertido a Percy de lo que estaba a punto de ocurrir.
A los perros infernales no les gustan las alturas. Cuando se asustan, reaccionan de manera predecible. En cuanto la fiel mascota de Percy aterrizó sobre el Coloso en movimiento, gritó y se hizo pipí en la cabeza del gigante. La estatua se quedó paralizada y alzó la vista, preguntándose sin duda qué estaba cayendo por sus patillas imperiales. Percy saltó heroicamente de su montura y se deslizó en pipí de perra infernal. Por poco se despeñó de la frente de la estatua.

—Pero ¿qué...? ¡Jo, Señora O'Leary!

La perra infernal aulló a modo de disculpa. Austin se acercó con el carro.

—¡Percy! — El hijo de Poseidón nos miró frunciendo el ceño.

—A ver, ¿Quién ha desatado al gigante de bronce? ¿Has sido tú, Apolo? ¿Y dónde está Akira?

—¡Me siento ofendido! —grité—. ¡Yo solo soy responsable indirecto de esto! Además, tengo un plan para resolverlo. Y sobre lo otro han pasado muchas cosas y no tenemos tiempo para explicarlas.

—¿Ah, sí? —Percy volvió la vista al pabellón comedor destrozado—.por una primera y última vez te diré que tienes razón. ¿Y qué tal va?

Haciendo gala de mi habitual sensatez, me centré en el bien común.

—Si pudieras evitar que este Coloso pisoteara el hogar del campamento, nos sería de ayuda. Necesito unos minutos más para hechizar esta flecha.

Levanté la flecha parlante por error y luego la flecha torcida. Percy suspiró.

—Seguro que sí.

La Señora O'Leary ladró alarmada. El Coloso estaba levantando la mano para aplastar al joven intruso.
Percy agarró uno de los pinchos de la corona. Lo cortó de la base y acto seguido lo clavó en la frente del Coloso. Dudaba que el gigante notase dolor, pero se tambaleó, aparentemente sorprendido de que le hubiera crecido un cuerno de unicornio.

Percy cortó otro.

—¡Eh, feo! —gritó—. No necesitas todos estos pinchos, ¿verdad? Me voy a llevar uno a la playa. ¡Busca, Señora O'Leary!

Percy lanzó el pincho como una jabalina.
La perra infernal ladró con entusiasmo. Saltó de la cabeza del Coloso, se volatilizó entre las sombras y volvió a aparecer en el suelo, dando brincos detrás de su nuevo palo de bronce.
Percy me miró arqueando las cejas.

—¿Y bien? ¡Empieza el encantamiento!

Saltó de la cabeza de la estatua a su hombro. A continuación brincó al poste del timón y se deslizó por él hasta el suelo como si fuera una barra de bomberos. Si yo hubiera tenido mis habituales capacidades atléticas, podría haber hecho algo parecido con los ojos cerrados, pero tenía que reconocer que Percy Jackson era bastante impresionante.

—¡Eh, Culo de Bronce! —gritó otra vez—. ¡Ven a por mí!

El Coloso obedeció volviéndose despacio y siguiendo a Percy hacia la playa.

THE TRIALS OF APOLLO Where stories live. Discover now