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☀︎ ¦ CHAPTER 032.

« ¿Quieres pegarle a Leo? Es comprensible. El tío buenorro se lo ha ganado »
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[ F I N A L ]


Los semidioses tenían que coger número.
Nico requisó una máquina expendedora de números del bar y la llevaba a todas partes gritando:

—¡La fila empieza a la izquierda! ¡Formad una cola ordenada, chicos!

—¿De verdad es necesario?— preguntó Leo.

—Sí— respondió Miranda

Gardiner, que había cogido el primer número. Le dio un puñetazo a Leo en el brazo.

—Ay— exclamó Leo.

—Eres un capullo, y todos te odiamos— dijo Miranda. Acto seguido lo abrazó y le dio un beso en la mejilla—. Como vuelvas a desaparecer, haremos cola para matarte.

—¡Vale, vale! 

Miranda tuvo que avanzar porque la cola se estaba alargando detrás de ella. Percy Hydra, el nuevo, Akira y yo estábamos sentados a la mesa de pícnic con Leo y su compañera: nada más y nada menos que la hechicera inmortal Calipso. Aunque Leo estaba recibiendo puñetazos de todos los campistas, yo estaba convencido de que él era el menos incómodo en la mesa.
Cuando se habían visto por primera vez, Percy y Calipso se habían dado un abrazo forzado. No había presenciado un saludo tan tenso desde que Patroclo conoció al trofeo de guerra de Aquiles, Briseida. (Una larga historia con cotilleos jugosos. Pregúntame luego.) Yo nunca le había caído bien a Calipso, de modo que me ninguneó intencionadamente, pero yo seguía temiendo que gritase «¡UH!» y me convirtiera en una rana de San Antonio. La incertidumbre me estaba matando.
Percy abrazó a Leo y ni siquiera le pegó. Aun así, el hijo de Poseidón parecía contrariado.

—No me lo puedo creer— dijo—. Seis meses...

—Ya te lo he dicho— insistió Leo—. Intentamos enviar más pergaminos holográficos. Probamos con Iris-mensajes, visiones en sueños, llamadas telefónicas... Nada funcionó. ¡Ay! Hola, Alice, ¿Cómo te va? Topábamos con una crisis tras otra.— Calipso asintió con la cabeza.

—Lo de Albania fue especialmente delicado.

Desde el final de la cola, Nico di Angelo gritó:

—¡Por favor, no menciones lo de Albania! A ver, ¿Quién es el siguiente, chicos? Una sola cola.

Damien White le dio a Leo un puñetazo en el brazo y se fue sonriendo. No estaba seguro de que Damien conociese a Leo. Simplemente era incapaz de rechazar la oportunidad de asestarle un puñetazo a alguien.
Leo se frotó el bíceps.

—Eh, no es justo. Ese tío está volviendo a la cola. Bueno, como iba diciendo, si ayer Festo no hubiera captado ese radiofaro direccional, seguiríamos volando por ahí, buscando una forma de salir del Mar de los Monstruos.

—Odio ese sitio— admitió Percy—. Ese gran Cíclope, Polifemo...

—Qué me vas a contar— convino Leo—. ¿Qué problema tiene ese tío con el aliento?

—Chicos— intervino Calipso—, ¿Qué tal si nos centramos en el presente?

No me miró, pero me dio la impresión de que quería decir «este exdios tonto y sus problemas».

—Sí— asintió Percy—. Rachel Dare cree que los problemas de comunicación están relacionados con esa empresa, Triunvirato.

La propia Rachel había ido a la Casa Grande a buscar a Quirón, pero Percy resumió bastante bien lo que ella había descubierto sobre los emperadores y su malvada empresa. Claro que no sabíamos gran cosa. Cuando seis personas más hubieron pegado a Leo en el brazo, Percy ya había puesto al día a Leo y Calipso. Leo se frotó los nuevos cardenales.

THE TRIALS OF APOLLO Where stories live. Discover now