007

221 21 4
                                    


__________________________

☀︎ ¦ CHAPTER 007.

«He picado esa cebolla con mis manos antes divinas.
Más os vale comérosla »
__________________________




Ser productivo.
Uf.
Qué idea tan humana. Implica que dispones de tiempo limitado (ja) y que tienes que esforzarte para conseguir algo (ja, ja). Si te deslomases durante años para componer una ópera sobre la gloria de Apolo, entendería el atractivo de ser productivo. Pero ¿Cómo puede uno disfrutar y serenarse preparando comida? Eso sí que no lo entiendo.
Ni siquiera en el Campamento Mestizo me pedían que me hiciese la comida. Cierto, los perritos calientes eran de dudoso gusto, y nunca averigüé de qué estaba hecho el refresco, pero por lo menos me servía un plantel de ninfas guapas. Ahora me veía obligado a lavar lechuga, cortar tomates en dados y picar cebollas.

-¿De dónde viene esta comida? -pregunté, parpadeando para contener las lágrimas.

No soy Deméter, pero hasta yo sabía que esos productos eran frescos, probablemente por la cantidad de tierra que tuve que quitar.
Al pensar en Deméter me acordé de Meg, cosa que podría haberme hecho llorar aunque no hubiera estado expuesto a los gases de las cebollas. Calipso vació una cesta de zanahorias llenas de tierra delante de mí.

-Emmie tiene un huerto en la azotea. Invernaderos. Los cultivos duran todo el año. Deberías ver las hierbas que tiene: albahaca, tomillo, romero... Es increíble.

Emmie sonrió.

-Gracias, querida. Está claro que entiendes de jardinería.

Suspiré. Y ahora esas dos se estaban haciendo amigas. Pronto tendría que aguantar a Emmie y Calipso debatiendo sobre las técnicas de cultivo de la col rizada y a Leo y Josephine hablando extasiados de carburadores. Menudo panorama.

Mire a la chica pelirroja sentada en el sofá. Se encontraba más pálida que minutos antes.

Sabía que tenía que hablar con ella, se veía como si se le fuera la vida poco a poco.

Solté un quejido cuando el cuchillo rozó mi dedo dejando salir un hilillo de sangre.

-Enserio que la estupidez se apodera de ti

Salte del susto al ver a la pelirroja a mi lado.

-como...?

-Ven aquí.

Tomó mi mano y enjuago la herida con agua, después le puso alcohol. Puso un pedazo de algodón o telita, no se que era y después un trozo de cinta.

-No te puedo dar ambrosía así que tendrás que aguantar el ardor.

La calidez de su mano abandono la mía haciéndome tener un escalofrío por el repentino cambio de temperatura.

La temperatura...

Jale su mano rompiendo la distancia que nos separaba quedando su pecho pegado al mío.
Levante mi mano pegándola a su frente.

-Tienes temperatura.

-Estoy bien.-Susurro tratando de separarse.

THE TRIALS OF APOLLO Where stories live. Discover now