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☀︎ ¦CHAPTER 023.

« Consejo para padres: mamás, no dejéis que vuestras larvas se conviertan en hormigas »

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—¡Dispara! — Le grite a Akira.

—No me grites baboso.

Coloqué la última flecha en el arco. Matar a una hormiga no serviría de nada si las otras tres nos hacían trizas, de modo que elegí otro blanco. Disparé al techo de la caverna, justo encima de las cabezas de las hormigas.
Era una idea desesperada, pero en el pasado había conseguido derribar edificios con flechas. En 464 a. C. provoqué un terremoto que barrió la mayor parte de Esparta impactando a una falla geológica en el ángulo adecuado. (Nunca me gustaron mucho los espartanos.) Esta vez tuve menos suerte. La flecha se clavó en la tierra compacta con un ruido apagado. Las hormigas dieron otro paso adelante, derramando gotas de ácido por las bocas.

Akira seguía disparando a las hormigas sin mucho éxito.

A falta de ideas, me quité el pañuelo con la bandera brasileña del cuello y me puse a agitarlo como un loco, tratando de sacar al Paolo que llevaba dentro.

—¿Qué haces?— la pelirroja me miró como si estuviera loco.

—¡ATRÁS, HORMIGAS ASQUEROSAS! —grité—. ¡BRASIL!

—Hades soy yo de nuevo..

Las hormigas vacilaron, tal vez debido a los vivos colores, o a mi voz, o a mi repentina y demencial seguridad. Mientras titubeaban, unas grietas se extendieron por el techo desde el punto de impacto de la flecha.

—Akira, dispara arriba.

La chica miró arriba hacia dónde estaba clavada mi flecha.

—Es hora de utilizar las flechas especiales. —Tomó una flecha de su carcaj, esta era diferente a las demás, era completamente plateada y la punta redonda.

—¿!Eso como se supone que nos ayude!?

—Cállate y observa Aurora.

Akira apuntó la "flecha" a donde se encontraba la mía quedando pegada en el impacto, no duró ni un segundo cuando esta explotó.
Acto seguido miles de toneladas de tierra se desplomaron sobre los mirmekes. Cuando el polvo se despejó, media sala había desaparecido, junto con las hormigas.

—¿Cómo....?

Mire a la pelirroja.

—Digamos que tengo mi propio Clint Barton.... ¿O sería Tony Stark? —lo último lo murmuró para ella misma.

—¡Aquí! —gritó Meg.

Me volví. Otro mirmeke reptaba por encima de un montón de reses; al parecer, venía de otra salida en la que yo no había reparado, detrás del repugnante almacén de comida.

—¿Tienes mas de tus flechas especiales?

—Me ofende que preguntes.

Al mirmeke apenas le dio tiempo a pensar «Oh, no» antes de que Akira atacase, la chica sacó rápido otra flecha del carcaj, esta si tenía punta. Le apuntó a la hormiga clavándosela en el ojo para después explotar.

—Recuérdame agradecerle a Chris por esto.

—¿Quién es Chris? 

Meg se volvió hacia mí. Su cara era un torbellino de culpa, tristeza y amargura. Tenía miedo de que utilizase sus espadas contra mí.

THE TRIALS OF APOLLO Where stories live. Discover now