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☀︎ ¦ CHAPTER 011.

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Nadie sabía qué pensar de Meg. Y con razón.
Yo la entendía todavía menos ahora que sabía quién era su madre. Había tenido mis sospechas, cierto, pero había confiado en estar equivocado. Tener razón la mayoría de las veces era una terrible carga. ¿Por qué iba a temer a una hija de Deméter? Buena pregunta. Durante el último día, había hecho todo lo posible por reconstruir mis recuerdos de la diosa. Deméter había sido mi tía favorita. Los dioses de la primera generación podían ser unos estirados (me refiero a vosotros: Hera, Hades, papá), pero Deméter siempre había sido una presencia amable y bondadosa... salvo cuando destruía a la raza humana con pestes y hambrunas, pero todo el mundo tiene sus malos momentos. Sin embargo, un buen día cometí el error de salir con una de sus hijas. Creo que se llamaba Crisótemis, pero tendrás que perdonarme si me equivoco. Cuando era dios también me costaba acordarme de los nombres de todas mis ex. La joven cantó una canción de la cosecha en una de mis fiestas délficas. Tenía una voz tan bonita que me enamoré de ella. Vale, cada año me enamoraba de la campeona y las subcampeonas, pero ¿qué puedo decir? No puedo resistirme a una voz melodiosa. Deméter no estaba de acuerdo. Desde que su hija Perséfone había sido secuestrada por Hades, no le gustaba que sus hijos salieran con dioses. El caso es que ella y yo reñimos. Redujimos unas cuantas montañas a escombros. Arrasamos unas ciudades-Estado. Ya sabes cómo pueden ser las discusiones familiares. Al final acordamos una tregua precaria, pero desde entonces me había propuesto evitar a los hijos de Deméter.

Y allí estaba ahora, sirviendo a Meg McCaffrey, la hija más granuja de Deméter que había empuñado jamás una hoz.
Me preguntaba quién era el padre de Meg para haber atraído la atención de la diosa. Deméter casi nunca se enamoraba de mortales. Además, Meg era extraordinariamente poderosa. La mayoría de los hijos de Deméter tenían pocas habilidades aparte de hacer que las cosechas crezcan y mantener los hongos a raya. Pero empuñar dos espadas doradas e invocar karpoi eran aptitudes de primera.
Todos esos pensamientos cruzaban mi mente mientras Quirón dispersaba a la multitud e instaba a todo el mundo a que guardase sus armas. Como la monitora jefe Miranda Gardiner estaba desaparecida, Quirón le pidió a Billie Ng, la única campista de la cabaña de Deméter que quedaba, que acompañase a Meg a la Cabaña Cuatro. Las dos chicas se retiraron rápidamente, mientras Melocotones daba brincos entusiasmado detrás de ellas. Meg me lanzó una mirada de preocupación.
Como yo no sabía qué hacer, le dediqué un gesto de aprobación levantando los pulgares.

—¡Hasta mañana!

Ella no parecía nada animada cuando desapareció en la oscuridad.

Will Solace se ocupó de las heridas en la cabeza de Sherman Yang. Kayla y Austin estaban junto a Connor, debatiendo la necesidad de un injerto de pelo.
Akira se fue cuando el otro pelirrojo de su cabaña la llamó.
De modo que me quedé solo y volví a la cabaña de su servidor.

THE TRIALS OF APOLLO Where stories live. Discover now