XX. Big Hands

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XX. Big Hands


Abigail.

Lo sucedido en la oficina de Harry me había tomado completamente por sorpresa, tanto así que no había tenido idea de cómo reaccionar, sinceramente mi primer instinto fue soltarme de su agarré, sin embargo, no había sido capaz de hacerlo. Sonreí. No podía negar que me había divertido bastante cuando vi los rostros sorprendidos de las personas que trabajaban ahí, él realmente era la estrella de la empresa. Por otro lado, se me hacía imposible no relacionar su arrebato con la forma en que su compañera de trabajo, Nellie, había reaccionado al verme, Harry había dicho que no había nada entre ellos, pero los sucesos parecían decir completamente lo contrario.

Aun así, no veía razón alguna para que Harry lo negará, si en un futuro lo de ellos llegará a formalizarse, lo mejor sería que fuera honesto al respecto. Agité mi cabeza, no veía razones para seguir dándole vueltas a este asunto, si ellos estaban en algo o no, no era cosa mía. ¿Verdad? Dejé de pensar en tonterías y terminé de guardar mi ropa en la mochila que había llevado para después pasármela al hombro.

—Estoy lista. — solté, saliendo del baño para mujeres. Harry me esperaba recargado en la pared de enfrente, se había quitado el saco de su traje, y ahora llevaba las mangas de su camisa dobladas hasta los codos. Sonreí. Había entrado a cambiarme de ropa, me había puesto un pantalón deportivo pegado color negro y una chamarra a juego, unos tenis blancos y había recogido mi cabello en una cola alta. Para las clases nos habían requerido a ambos traer ropa deportiva para nuestra comodidad al momento de realizar los ejercicios y estiramientos. Esto se lo había mencionado a Harry claro, pero al haberlo olvidado, tendría que hacer todo en su costoso traje a la medida.

Él estiró sus manos y sonrió.

—Yo también.

—Lo siento, pero yo te lo dije.

Giró sus ojos.

—De ahora en adelante cargaré con ropa deportiva siempre en mi carro.

Agaché la mirada, arrepintiéndome momentáneamente de haber decidido ponerme una chamarra que, más que chamarra, parecía top, y no una de las grandes y flojas que tenía. Intente bajarla un poco más de mi barriga, pero sabía que era imposible, solo había logrado que el cierre se abriera hasta la mitad de mis hinchados pechos. Solté un bufido frustrado. Amaba como se veían mis chicas con el embarazo, para ser sincera, pero en momentos como estos desearía que estuvieran de su tamaño normal. 

—¿No crees que me queda muy corto esto? ¿O que me veo gorda?

Levanté la mirada, atrapando a Harry con sus ojos pegados a mí, observando mis movimientos. Sentí un poco de calor en mi estómago cuando caí en cuenta que estaba observando mi pecho.

Finalmente levantó la mirada y yo ladeé la mía, haciéndole saber que lo había atrapado. Él presionó sus labios evitando una sonrisa.

—Lo siento. — Tragó saliva y tomó la mochila de mi hombro, colgándosela él mismo. — No, no creo que te veas gorda para nada. Y esto te queda a la medida, vamos.

Caminamos al salón donde serían las clases, era una gran habitación con espejos en sus paredes que llegaban del piso hasta el techo, había colchonetas en el suelo, cajas cuadradas de esponja, que estaba segura haber visto en el gimnasio y bolas de yoga en todas partes. Había un par de embarazadas más con sus respectivas parejas, algunas se encontraban ya calentando y otros simplemente hablaban.

Inmediatamente una mujer de unos 40 años en muy buena condición se acercó a nosotros con una sonrisa en el rostro.

—¡Hola! Bienvenidos sean. ¿Cuál es tu nombre cariño?

El Donante | hsWhere stories live. Discover now