VII. Bosque Encantado

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VII. Bosque Encantado


Harry

         Mi madre quedó completamente desconcertada y decepcionada con la noticia, la noche de películas había terminado sin siquiera haber comido la cena. No estaba ya tan seguro de haber hecho lo correcto en contarle lo sucedido, puesto que me había pedido que no abandonara a ese niño si es que Abigail resultaba embarazada. Dejándome completamente en el mimo lugar, pero por lo menos ahora sabia por dónde empezar, es decir, por llamar a mi abogado y asesorarme sobre cómo podía actuar para que no me trajera problemas mayores.

           Eric Taser, mi abogado y también buen amigo mío, había pegado el grito en el cielo después de contarle lo que ahora invadía mi mente, puesto que en un principio le había pedido que fuera lo más cuidadoso posible a la hora de elaborar el contrato junto con la abogada de Abigail. Sin embargo, sabía que podía contar con el de manera incondicional y me había quedado tranquilo después de su promesa de investigar primero si Abigail había logrado quedar embarazada antes de que me volviera loco y quisiera actuar de alguna otra forma.

            Tratando de despejar mi mente recordé la invitación que había hecho una de mis mejores amigas para asistir a una fiesta infantil; Cassim me había invitado a celebrar el cumpleaños número 4 de su hija mayor, la pequeña Chelie, Dios sabe que amaba a esa niña, por lo que no había podido negarme, era como una sobrina para mí. Llegué al jardín en el que se celebraría, adornado con la temática de 'Hadas', todo se veía grandioso, Cassim se había lucido realmente.

           Entré tratando de encontrar a mi amiga y a la pequeña cumpleañera entre adornos de árboles frondosos llenos de luces, pequeñas estatuillas de hadas sobre ellos, columpios colgados en diferentes partes y muchos niños corriendo por doquier. Tragué, quizá no la mejor opción para dejar de pensar en hijos. Me adentré más en el escenario de bosque encantado con la caja de regalo en mis manos, cuando un familiar rostro me hizo detenerme abruptamente. Frente a mis ojos Abigail Rovira sonreía mientras sostenía al hijo menor de Cassim en sus brazos para las fotos. Fruncí el ceño con confusión, hacía poco más de 4 o 5 meses que no sabía nada de ella. ¿Qué estaba haciendo ahí? Mis manos empezaron a mojarse alrededor de la envoltura en mis manos, no lograba evitar la enorme inquietud que crecía en mi interior cuando recordé lo que me estaba quitando el sueño por las noches, era imposible alejar mi mirada de ella.

          Seguí así, estancado en mi lugar, apenas siendo capaz de respirar mientras la veía, la sesión de fotos había terminado y entonces entregó a Nach a los brazos de Saúl, el esposo de Cassim, y fue que pude finalmente ver lo que tanto deseaba; Abigail tenía un notable vientre que lucía con un vestido de flores confirmando lo que tanto había invadido mi mente.

           Ella estaba embarazada.

          Joder.

           Sentí como todo mi interior dio un vuelco por completo, mi visión empezó a nublarse y comencé a sentirme mareado. Inevitablemente una parte de mí no pudo evitar emocionarse con el hecho de que era mi hijo ¡No! Me regañe a mí mismo, no debía pensar de esa manera, ese bebé no era mi hijo, no debía verlo así. Tragué duramente. Joder, a quién engañaba. Si era en eso en lo que pensaba todo el día.

          Un jalón a mi camisa me hizo apartar la mirada de Abigail. Miré hacia abajo y me encontré con quien había sido mi principal objetivo al llegar al bosque encantado; Chelie me sonreía de manera alegre y me extendía los pequeños brazos para que la cargara, tal y como lo hacía cada vez que me veía.

          —¡Chelie! ¡Feliz cumpleaños, princesa! — La tomé en brazos y me estiré para darle un besito en su mejilla regordeta. — Mira lo que te he traído. —Me agaché y tomé la caja con un gran moño para entregársela y chilló de felicidad.

El Donante | hsWhere stories live. Discover now