XXIV. Karma 2.1

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XXIV. Karma 2.1


Abigail.

           Después de lo sucedido con Harry no quería darle más vueltas al asunto. Quería tomarlo con madurez y verlo como lo que fue: un beso. Exacto. Sí, nos besamos. Y te gustó. No. . No. . Bueno, sí. Ja. ¡Silencio! Regañé a esa vocecita en mi interior. Pero de acuerdo, sí me había gustado besarlo, tocarlo y que él me tocara. ¿Y qué?

          ¿Y qué?

          ¡Basta!

           Como le había dicho a Lara no quería empezar algo que no iba a salir bien. Para empezar, ni siquiera estaba segura de qué intenciones o que sentimientos tenía Harry por mi, ¡ja! Ni yo sé qué es lo que siento y para ser honesta, no quería averiguarlo.

           Levanté la mirada hasta la última ventana que solía ser mi habitación. Hice una mueca. Después de mi discusión con Emilio me resultaba difícil regresar y tener que encontrármelo. Aunque según mi mamá hoy no estaría en casa. Había estado pidiéndome que viniera para platicar, pero cómo me había costado costado aceptar.

            Cerré la puerta de mi carro de un portazo y me dirigí a la entrada. Tomé una gran bocanada de aire y la retuve por unos segundos antes de soltarlo y abrir la puerta para introducirme al interior.

           Estaba todo en silencio, como era costumbre. Miré a mi alrededor y sonreí, a pesar de todo había extrañado venir aquí. A pesar de vivir sola y tener mi espacio, venir aquí siempre me hacía sentir como en casa. Hice mi camino hasta la cocina y encontré a mi mamá de espaldas haciendo no sé qué con una de sus plantas.

           —Hola mamá. — Georgina se giró con una sonrisa y un poco de tierra en su rostro. Reí.

           —¡Hola cariño! — se acercó a mí mientras limpiaba sus manos en el delantal verde que llevaba puesto.— Te ves hermosa, mírate nada más. ¿Cómo está mi niña ahí adentro?

           Sonreí. ¿Quién iba a decir que Geo se convertiría en toda una abuela chiquiona? Jamás lo creí capaz. Sus manos se colocaron sobre mi barriga y empezó a presionar suavemente intentando que Amelie se moviera. Me emocioné. Mi familia aún no sabía que habíamos decidido su nombre.

           —Amelie. — solté. Mi madre levantó la mirada con una velocidad asombrosa.

          —¿Qué?

         —Amelie. Es su nombre. — sonreí, sintiendo la emoción llegar a mis ojos.— Amelie Marie.

         La boca de mi madre se abrió ligeramente y sonrió regresando su mirada a mi barriga.

         —¡Abby! ¡Me encanta! Por Dios... Hola Amelie. — presioné mis labios en una línea y me quedé quieta mientras escuchaba a mi madre hacerle cariñitos a mi bebé. — ¿Cómo fue que decidiste el nombre? Es precioso, jamás se me hubiera ocurrido.

          Nos acercamos a la mesa y tomamos asiento uno frente a la otra. Me encogí de hombros pensando, era claro que aún no estaba lista para confesarle que Amelie, en efecto, tendría un padre en su vida.

          —Lo leí en un libro y me enamoré enseguida. 

          Mi madre negó y río. Creyéndoselo de inmediato.

           —Me encanta Abby. Ya quiero decírselo a tu padre y a tus hermanos...

          Un portazo proveniente de la parte de arriba la interrumpió. Giré mi cabeza extrañada. Alec debía estar trabajando aún y papá en su club de golf, así que solo quedaba...

El Donante | hsWhere stories live. Discover now