XXXIII. Domingo 7

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XXXIII. Domingo 7





       El regreso al trabajo había sido caótico, muchísimos asuntos pendientes que revisar, resolver, enviar, firmar

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       El regreso al trabajo había sido caótico, muchísimos asuntos pendientes que revisar, resolver, enviar, firmar. Esta es la razón por la que odiaba ausentarme tanto y más cuando Karin no se encontraba para ayudarme. Irme cuando estaba ella era una cosa, estaba completamente capacitada para hacerse cargo de la mayoría de los asuntos pues ya sabía como se manejaban.  Pero por mi pequeña escapada y sus vacaciones, Lisa, la chica que habíamos dejado al cuidado de mis asuntos, había estado a punto de enloquecer con los pendientes y recados que había tenido que tomar para mi.

         Habíamos pasado toda la mañana juntas resolviendo unos tantos, y otros cuantos intentando descifrar de quién eran o qué era lo que se necesitaba; la verdad no la culpaba, ella apenas empezaba a agarrar el ritmo de la empresa y la había robado de recepción por este par de días. Gracias al cielo, a Lisa y a mí, para la 1 de la tarde ya teníamos todo resuelto.

       Lisa casi había llorado de felicidad cuando le dije que podía irse a comer. Y la verdad yo también.

       Un golpe se escuchó en mi puerta pero no tuve ni oportunidad de reaccionar o enderezarme porque mi padre entro con cara de pocos amigos y se plantó frente a mi. Cerré los ojos y suspiré sentándome bien y recargando mi cara en mis manos mientras lo miraba.

       —Hola papi, ¿Cómo estas?

       —Y una mierda Abigail.

       Resoplé ladeando la cabeza.

        —Papá... estamos en la oficina. — recordé.

        Giró los ojos y se cruzó de brazos.

       —Soy consciente de eso, y creo que me conoces suficiente, hija, para saber que no haré un escandalo, pero que también me importa una mierda, no dejas de ser mi hija y no cambia el hecho de que el domingo por la mañana te llamé y me respondió un imbécil. — gruñó. — ¿Quién era?

       No podía negar que no me parecía graciosa la situación. Me divertía. No que mi papá estuviera enojado, claro, pero sí que después de años se estaba viendo en la necesidad de hacer de padre celoso sobreprotector, cuando nunca le había dado suficientes razones para ello. Claro que había salido con un montón de hombres en su momento, había echo demasiadas cosas que estaba seguro que él ni se imaginaba, pero siempre me las había ingeniado para que ni él ni mi mamá sospechará, aunque obvio las mamás siempre podían saber un par de cosas sin que se lo dijeras, pero con Geo nunca fue un problema. Tuvimos la platica, una visita al ginecólogo y bueno, disfrute mucho en su momento, responsablemente gracias a ella. No es que estuviera contenta al respecto, pero prefería ayudarme a hacer las cosas bien que verme en un problema después.

       Una parte de mi sabia que él estaba molesto no tanto por el hecho de que un hombre haya respondido mi celular, si no mas bien porque lo estuve ignorando estos días. Y si en mi adolescencia y años de locura había algo que él odiaba era eso, que no respondiera las llamadas. Sus palabras eran y cito: "Solo quiero saber que estas bien".

El Donante | hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora